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Independientemente de que se aprobara el llamado “Plan B” de la reforma impulsada por la Presidencia para desarticular al Instituto Nacional Electoral (INE), su discusión en el Senado de la República dejó ver que, como reza la máxima “no todo está perdido en Dinamarca”. Me refiero en concreto al posicionamiento de Ricardo Monreal Ávila, coordinador de los legisladores del partido en el poder, cuyos “argumentos y justificaciones” han sido ampliamente difundidos.

Y es que, en estos tiempos cuando el poder se ejerce para comprar voluntades o se trastoca lealtad por sumisión, el que un político asuma la decisión de votar en contra de una iniciativa que promueve su jefe de facto, “con seriedad, atendiendo la doctrina, la jurisprudencia y los principios generales del Derecho”, es de aplaudirse, más cuando asume “los desenlaces, las consecuencias y lo que de ello resulte” por defender la Constitución que se juró respetar y hacerla respetar.

Hay muchos ejemplos de hombres que en su tiempo tomaron decisiones por cuestión de principios y de valores, no sólo Juárez, citado por el líder de la bancada morenista en su alocución del pasado miércoles, también lo hizo en su momento Belisario Domínguez al pronunciarse precisamente ahí, en la Cámara alta, ante los abusos de Victoriano Huerta, lo cual le valió perder la vida. La frase “cumpla con su deber la Representación Nacional y la Patria está salvada y volverá a florecer más grande y más unida y más hermosa que nunca”, dicha en septiembre de 1913 por el senador chiapaneco, sigue vigente y no sólo debe recordarse cuando el Senado entrega la Medalla que lleva su nombre.

Ni en la milicia –donde la obediencia es condición sine qua non para la disciplina– se ordena o se obliga a realizar acciones o actos contrarios a las leyes y reglamentos, los cuales prevén sanciones para quien dé y quien ejecute esos mandatos. Por el contrario, en la Armada (como en el Ejército) los mandos saben que la lealtad de sus hombres se gana con respeto mutuo, no con sumisión ni obediencia ciega, porque se navega en el mismo barco y con un objetivo común y llegado el momento se pueden enfrentar tormentas en los que se debe batallar juntos para salvar al navío y llevarlo a buen puerto.

El desenlace sobre las modificaciones a leyes electorales, conocidas como plan “B”, estaba previsto en el Senado, pues fueron aprobadas en lo general el miércoles y en lo particular ayer, incluidos los artículos reservados. Devuelta a la Cámara de Diputados para su discusión, se seguró su aprobación.

De nada valieron las denuncias de violaciones al procedimiento legislativo en San Lázaro, los argumentos de Monreal y otros legisladores evidenciaron que la iniciativa estaba viciada de origen y su objetivo era destruir a una institución que costó años construir y ciudadanizar, el INE.

La oposición llevará el tema a la Suprema Corte y a otras instancias, mientras tanto, ha sido un duro golpe a la democracia, y lo peor, pasando sobre la Carta Magna.

Anexo “1”

Hacer lo correcto

Como mencionamos líneas arriba, en las fuerzas armadas hacer lo correcto es un valor indispensable de la vida militar y sus principales ejes rectores: la disciplina, la obediencia y el respeto a las jerarquías. Y lo mismo debe valer para el ámbito civil, aunque los políticos siempre dan ejemplo de lo contrario, porquegeneralmente dicen que algo está bien, aunque no es correcto.

Domingo Lapadula, profesor de la Universidad Católica de Panamá, afirma que “hacer siempre lo correcto esuna cualidad del ser humano. Como tal, en ocasiones, tal vez lo más apropiado para hacer lo correcto es reconocer nuestras limitaciones”. Más aún, considera que “hacer siempre lo correcto” es el más importante de los valores, sin demeritar a ningún otro.

Más allá de cuestiones militares y políticas, hacer lo correcto debe ser una guía de vida, un valor que debemos inculcar en la familia, por intrascendente que sea un acto o decisión. Siempre recuerdo que mi hermano Javier me decía: “cada vez que iba a hacer algo que no era correcto, recordaba los consejos y la conducta de papá, y rectificaba yo el camino”. Lo mismo me ocurre.

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