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Doce años se piensan rápido, se dice fácil, pero son 4,380 días en los que cada uno es una vivencia diferente y así, ya no se siente tan poco. Ese es el tiempo que personalmente he conocido el mundo de las redes, he vagado por los canales interminables de tutoriales que te enseñan desde cómo aplicar una sombra en tu parpado, hasta cómo construir tu propio huerto o clases enteras de ciencias o idiomas.

He escuchado de redes laborales, para escritores, de chismes. Brinque de una a otra idea en aquella que sólo te dejaba subir fotos cuadradas y ahora tienes amplias posibilidades de presentarte ante el mundo, con múltiples colores y estilos de vida. La efe azul llena de opiniones anónimas y no tan anónimas, tan vasta que podrías pasar horas y horas ahí sin darte cuenta. El pajarito azul, la doble t llena de videos hipnotizantes, las apps de citas y la famosísima app que nos mantiene mensajeando gran parte del día con sus dos palomitas de recibido.

¿Se dan cuenta de la cantidad de espacios donde podemos estar, ser y pretender? Quizás la modernidad nos ha absorbido tanto que podemos desconocernos cuando nos presentamos en cualquiera de esas redes donde conectar con otros es el objetivo, pero nos desconectamos de nosotros mismos. El reto es saber en que punto lo que comparto sigue siendo yo y en qué punto comienzo a pretender ser lo que quiero qué los demás piensen que soy

¡Ah!, pero podemos encontrarnos con otro desafío, conocer a aquella persona con la que estamos “socializando”. Cuánto de lo que vemos en redes sociales es real. Claro, por ningún motivo quiero que se piense que todo es falso, pero deseo que nos cuestionemos. Cuestionar permite tener un criterio propio y eso permite construir nuevas ideas y pensamientos que nos individualizan y nos caracterizan. Hay 100.6 millones de usuarios en todo el mundo que pasan en promedio 2 horas y 27 minutos en cualquier aplicación que nos invita a la sociabilización.

Por definición la sociabilización es el proceso por el cual el ser humano aprende de su entorno y adopta características y formas de comportamiento favoreciendo su supervivencia y la de su cultura. ¿Qué quiero decir con esto? De toda esa gente que estamos todos los días en redes sociales cuánto hemos adoptado que no nos pertenece, cuánto deseamos para nuestra realidad que ha sido creado por nosotros mismo y no es verdadero. Necesidades, estilos de vida, actitudes, modas.

Reitero en mi opinión que el aprender a cuestionarnos es lo que nos va a permitir seguir avanzando junto con toda esta nueva forma de socializar virtual sin perdernos de la sociabilización real, la que tenemos a nuestro lado, la que se puede tocar, la que es de carne y hueso. Conectar realmente y estar siempre alertas de no quedar atrapados en las redes de la nueva forma de vivir.

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