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En los últimos días he escuchado decir un sinnúmero de veces que nunca nos habíamos imaginado un panorama parecido al que vivimos hoy, donde nuestra mayor responsabilidad consiste en permanecer en casa con quienes queremos, por los que queremos.

Hay muchas personas que están impacientes, ya que este ejercicio de estar en el hogar el mayor tiempo posible es más una obligación que momentos para disfrutar en buena compañía, de la familia, o de alguna de las cientos de elecciones que en línea se encuentran para regocijo de miles de placeres.

Como dice mi querida Chepita Kakatúa, hacer postres es en realidad como desbloquear un nivel, pero son muchos también los que han decidido cocinar además de presumir sus resultados en las redes sociales para que todo el mundo se entere de que han descubierto cómo preparar desde deliciosas botanas hasta complejos platillos de todo tipo.

Yo en cambio decidí atreverme a estudiar temas que siempre me llamaron la atención y a los que en ninguna otra circunstancia podría dedicarle tiempo; esta enseñanza en línea se disfruta mucho porque no es una prioridad escolar, no tiene límite de tiempo, puedes llevar un ritmo específico y es tan práctica que ni siquiera debes conectarte en vivo.

También he tomado tiempo para organizar una bodega y dos closets para aportar más orden dentro del caos de todos los días, pero creo que lo más interesante de todas estas historias es el reencuentro con muchas de las personas que como tú se quedan en casa y con quienes te puedes comunicar de mejor manera.

Las llamadas han sido inesperadas y se vuelven conversaciones largas que no tienen mucho que ver con lamentarnos de nada, sino recordar alguna anécdota, preguntar por los seres queridos, relatarnos algunos detalles de cómo va nuestra vida y seguir con el día a día sin prometer más.

Aunque, como dice Edson Pompa, éste no es un tiempo en el que tienes que tomar un curso de nada para salir a la tan nombrada nueva normalidad con un título universitario, o que tengas la obligación de aprender nada, sí estaría divertido que el resultado sea que en la calle te encuentres mejores seres humanos.

Estos días además me han dado la oportunidad de apoyar a otros que han necesitado alimentos, consuelo, libros, auxilio emocional; aunque no estamos obligados a regalar nada, es una buena idea compartir lo que uno tiene sea poco o mucho.

Siempre he pensado que uno debe pasar el tiempo libre dividido en hacer algo obligado, que podría ser desde limpiar hasta comprar la despensa de la casa, también debe dedicar momentos a estar con la familia, algo más de ese tiempo debe ser para los amigos y bastantes minutos para disfrutar algo que te guste hacer, que realmente disfrutes, no importa que sea desde patear la pared hasta asolearte, ver televisión, hacer tik toks y hasta crucigramas.

Por eso yo provecho que es lunes aún de mayo para llamar a otros que, como yo, disfrutan de quedarse en casa. ¡Que sea feliz!

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