|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Yo
que de llorar y de arder en el dolor me hice cenizas
que del polvo de mí misma levanté
tornados,
tormentas,
mi casa...
que de tanto volar un día dejé las alas quietas
ahí me abracé a la soledad
no resignada,
contenta

Yo
que de fracasos me gradué como una experta
que me negué a dejar
una vez más la puerta abierta
que de valor cobarde
lloro tantas noches de personal insuficiencia
de cansancio de mí misma
de la avasalladora belleza del resplandor de
un nuevo día
que me obliga a levantarme una vez más a
sostenerme de la vida

Yo
que no como pan y que mis penas no son menos
que miro a la muerte cada noche en el espejo
Y no le temo
no le temo

Te vi llegar
con tus heridas tan ajenas como mías
con el dolor acurrucado en un rincón de tu silencio,
el mismo donde habitaba tu ruido,
tu desvelo,
tu pesar,
tus carcajadas del infierno

te vi llegar
como un soplido leve del norte a media noche
tu mirada astral atravesándome, rompiéndome,
desordenando el vacío impenetrable de mis entrañas
acomodándose silente,
sin prisa,
en mi esperanza

tus brazos peregrinos descansando sobre mis piernas efervescentes
tu boca precisa escribiendo palabras nunca antes dichas
en mis páginas abiertas,
desdobladas
hechizas

Y todo me parece suficiente
y nada me parece que me falta

Yo que de llorar y de arder en el dolor me hice cenizas
que del polvo de mí misma levanté tornados,
tormentas,
mi casa...
la que habitas.

Lo más leído

skeleton





skeleton