Día Internacional de la Educación: una reflexión sobre la IA en la educación
Día Internacional de la Educación: una reflexión sobre la IA en la educación, José Ramón Pérez Herrera.
El artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “Toda persona tiene derecho a la educación.” Asimismo, señala que la educación debe fomentar el desarrollo de la personalidad humana y fortalecer el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
En este contexto, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 2018 que cada 24 de enero se celebre el Día Internacional de la Educación, como una forma de reconocer el papel fundamental de la educación en la promoción de la paz y el desarrollo.
El pasado 24 de enero del presente año, se conmemoró esta fecha bajo el lema “IA y educación: preservar la autonomía en un mundo automatizado”.
El objetivo fue promover la reflexión sobre cómo la educación dota a las personas y a las comunidades de herramientas imprescindibles para explorar un mundo cada vez más mecanizado y digitalizado, al tiempo que permite comprender la influencia de los avances tecnológicos.
Actualmente, la presencia de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo es innegable y representa uno de los mayores desafíos para garantizar que la educación siga siendo un proceso centrado en el desarrollo humano, enfocado en la formación integral de ciudadanos críticos, responsables, asertivos, creativos y éticos.
La discusión sobre la posibilidad de incorporar la IA en los procesos educativos avanza de manera vertiginosa y, en muchos casos, parece un debate superado, dada su invariable presencia en los centros escolares de todo el mundo. La realidad es que la IA ha llegado para quedarse y, hoy en día, forma parte de la cotidianidad de las y los estudiantes. Sin embargo, su uso generalizado conlleva el riesgo de ser implementado sin una adecuada orientación, lo podría derivar en la domesticación del pensamiento y la creatividad humana, reduciéndola a la comodidad de las respuestas inmediatas y soluciones automatizadas, carentes de análisis crítico y del ingenio propio del ser humano.
Este es el verdadero desafío que, en la actualidad, el profesorado debe abordar en sus centros educativos. Es imperativo que las instituciones educativas promuevan espacios de reflexión donde los cuerpos docentes asuman un rol protagónico para garantizar que la IA se convierta en una herramienta de trabajo que fomente el aprendizaje crítico, reflexivo y creativo. Además, es fundamental evitar que su uso genere un estancamiento en el desarrollo integral del estudiantado del siglo XXI.
Esta reflexión debe orientarse hacia el discernimiento y la capacidad de cuestionar la pertinencia de la información, los datos y las potencialidades de la IA en su implementación en la educación.
La reflexión debe centrarse en el análisis de las posibilidades que la IA ofrece para los procesos de enseñanza – aprendizaje, así como en las habilidades y conocimientos que los docentes necesitan para comprender y utilizar adecuadamente estas tecnologías. Algo es imprescindible: se debe concebir la IA como un elemento complementario para el aprendizaje de los estudiantes del siglo XXI, y no como un sustituto del pensamiento crítico.