¿La vida no vale nada? Leonardo paga 31 pesos por hora para respirar...
La renta de un tanque de oxígeno, recargarlo y la compra de medicamentos, son solo algunos de los gastos que tienen que afrontar los pacientes con Covid-19
MÉRIDA, Yucatán.- A Leonardo respirar le cuesta mucho: poco más de 31 pesos cada hora, pues paga casi 750 pesos por un tanque de oxígeno, debido a que su salud se ha deteriorado como consecuencia del Covid-19.
La renta del tanque le costó tres mil pesos por un mes y mil 500 cada recarga; debido a que lo usa día y noche tiene que llenarlo cada 48 horas. Además, debe comprar otros medicamentos como los anticoagulantes que le costaron mil 200 pesos por un mes.
Si a esto le suma el costo de las consultas con el neumólogo, en las que invirtió alrededor de 900 pesos, más las supervisiones que tiene que realizar para darle un correcto seguimiento con el fin de que se recupere, las cuales tienen un costo similar, el monto es casi impagable.
Esto es sólo una referencia para saber que contagiarse de Covid-19 no es para pobres, si no cuentan con los ahorros necesarios para afrontarla. Esto lo sabe de sobra Wílberth, hijo de Leonardo, pues el dinero ha sido primordial para que su padre siga viviendo.
“Si no se cuenta con los recursos necesarios, prácticamente se tiene prohibido enfermarse del virus de ahora, ya que se tiene que invertir mucho cuando se llega a tener una complicación, principalmente ahora que no hay camas en los hospitales y hay una sobredemanda de los medicamentos que se necesitan para tratar esta enfermedad”, expresó.
Wílberth y su familia afrontan además de la difícil situación económica, la pérdida de su madre, ya que al no atenderse de manera oportuna su cuadro de infección se complicó por lo que tuvo que ser internada de emergencia.
“Para internar a mi mamá en una clínica privada en la que acudimos cuando se sentía mal, nos pedían 150 mil pesos para ingresarla pero no tuvimos en ese momento, por lo que no nos quedó otra que recurrir a un hospital público, a la semana falleció”, relató.
Él fue el único de cuatro hermanos que no se contagió, además de sus dos cuñadas y sobrino, una verdadera pesadilla para cualquier persona y de la que Wílberth aún no despierta, ya que su padre -según el especialista tardará- entre uno a tres meses de recuperarse y que ya no requiera oxígeno.
Wilberth y Leonardo no han podido llorar a su ser querido como quisieran porque aún no terminan los días más difíciles de esta enfermedad, pues “al ser una enfermedad traicionera” no pueden bajar la guardia y deben seguir al pie de la letra el tratamiento.
Reconoce que han podido costear esta enfermedad gracias a la ayuda de familiares; algunos se encuentran trabajando en los Estados Unidos, que de igual manera se fueron debido a la necesidad económica. Asegura que sin ellos su padre hubiera tenido que recurrir a un hospital público cuando se le complicaron los síntomas y tal vez, dice, hubiera corrido con la misma suerte que su madre.