Padres yucatecos usan a sus hijos como rehenes en divorcios
Cada vez más infantes yucatecos son utilizados para hacer sufrir a las exparejas.
Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Como consecuencia del divorcio, cada vez más niños yucatecos son utilizados por el padre o la madre como instrumento, a través de la sustracción, de hacer sufrir a la ex pareja o ejercer una venganza, generando en los pequeños serias consecuencias emocionales al no respetar su derecho a la convivencia familiar.
En 2012, la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia (Prodemefa) colaboró en 18 casos de este tipo con el fin de que los niños se reintegraran a su núcleo familiar, luego de que de alguna forma desaparecieron.
La directora de la Prodemefa en Yucatán, Brenda Burgos Castillo, explicó que la mayoría de las solicitudes que reciben en este tenor son de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey) o de los padres para solicitar apoyo para que los infantes aparezcan.
“Hemos atendido 18 casos, en los que sus papás no les permiten ver al otro, y se los llevan. Es importante mandar este mensaje a la sociedad porque creo que no es correcto cuando los papás utilizan a sus hijos como instrumento para hacer sufrir al otro, ya que cuando crezcan les reclamarán o tendrán otras consecuencias”, apuntó.
De los 18 casos, seis menores aparecieron, ya que se los llevaron al Interior del Estado, pero cuando los sacan de la entidad se complica ubicarlos.
Recientemente se dio el caso de dos niñas (de cuatro y dos años), en el que la mamá y el papá ya no tenían una relación saludable y la madre se las llevó. Cuando el ex marido acudió al hogar vio que no había gente, hacían falta cosas en la casa y pidió apoyo a este organismo.
La funcionaria explicó que lo que se busca, después de que aparecen los menores, es tratar de que ambas partes lleguen a un acuerdo, que consiste en promover la custodia legal, los días y las horas de visita, dictaminado por un juez.
“La mayoría de los casos se dan porque no hay una resolución de un juez que diga la custodia es para mamá y el papá tendrá días y horas de visita, o viceversa; son situaciones donde están casados todavía, en proceso de divorcio o no están casados, pero los niños están registrados y tanto derecho tiene la mamá como el papá”, explicó.
Puntualizó que si bien no se les puede acusar de sustracción de menores, ni de secuestro, porque no se configuran esos delitos, ya que ambos padres tienen el mismo derecho, lo que se violenta es el derecho de los niños a convivir con ambos papás.
A raíz de este tipo de conflicto entre los papás, algunos, además de sacar a los niños de su entorno, al cambiar de escuela y de amigos, empiezan a hablarles mal o en contra de la mamá o el papá.
Detalló que cuando estos infantes se reencuentran con el papá o la mamá muestra inconformidad e incluso sienten rencor, ya que no les queda claro lo que sucedió, lo cual dificulta la relación.
“Esto es muy claro, y lo señala la Convención de los Derechos del Niño en su artículo a 9, el cual garantiza que el menor conviva tanto con mamá como con papá, es por eso la intervención de la Prodemefa”, manifestó.
Burgos Castillo consideró importante que la gente conozca que si sucede este tipo de casos, tienen a donde acudir a pedir apoyo.
Piden castigo a quienes dañen integridad de hijos
El secretario técnico del Observatorio Regulador de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Yucatán (Ordenna), Víctor Chan Martín, indicó que en la actualidad muchas de las relaciones de pareja no inician bien desde el noviazgo, lo que genera un gran número de divorcios a los pocos años de casados, y sobre todo un daño severo a los hijos.
Consideró que lo ideal es que no hubiera separación y divorcios, pero por diversas circunstancias se da. Hay que tomar en cuenta la responsabilidad como padres, y debe haber una sanción por parte del Estado ante quienes dejen de cumplir su responsabilidad y dañen la integralidad del menor.
“Creo que debe haber una sanción para ellos, porque el hecho de que los adultos se enojen, no es un permiso para lastimar a los hijos, ya que estos tienen consecuencias emocionales, no pueden dormir, lloran en exceso, tienen miedo a la obscuridad y consecuencias fisiológicas y se vuelve un ciclo agresivo para el menor”, apuntó.
Mencionó que si un niño de ocho años, por este daño emocional que causa el impacto de las discusiones o la separación, se orina en la noche y lo golpean por ello o lo burlan, lo vuelven más vulnerable.
Consideró que muchos padres no se ponen a pensar que por culpa de un contexto emocional dañado, sus hijos son víctimas y descargan su coraje contra ellos.
“Los temas de abuso sexual y de violación están bien definidos en las leyes, pero de las relaciones agresivas, que a lo mejor no son extremas, pero que dañan igual a los niños, no está contemplado. Debe haber una norma que responsabilice y sancione en un marco de derecho la irresponsabilidad de los papás”, puntualizó.
Explicó que en la actualidad muchas relaciones de noviazgo son producto de la atracción física, mientras que otras relaciones comienzan por problemas en casa, lo cual hace que se repitan modelos aprendidos de violencia.
“Si la novia ha visto que el papá violenta a la mamá y ella no hace nada, entonces si su pareja la agrede ella se quedará callada”, explicó.
En ocasiones, bajo estas condiciones el noviazgo entra a una relación formal, no sólo en el concubinato, sino por lo civil y hasta lo religioso, “y si no se dio fundado en una expectativa de vida en la idea de formar una familia, lo que se puede esperar es que el matrimonio sea agresivo e intolerante”.
El terapeuta familiar señaló que con todos estos antecedentes, cuando tienen hijos y se da una separación, una de las partes decide por chantaje llevarse a sus niños, “lo triste es que en lo que menos se piensa es en los niños”.
“El adulto piensa en su necesidad, en su deseo de revancha, y se usa como objeto de cambio a los hijos. Entonces dejan de ser niños y son transformados en esta actitud de los padres en objetos sin valor”, mencionó.
Chan Martín reiteró que esto se debe cambiar, en Yucatán se ha dado un avance con el Centro de Convivencia Familiar, un punto muy sano de equilibrio; sin embargo, no es suficiente, “debe haber una sanción fuerte para los padres que usen a sus hijos”.