Frida Kahlo y su amante francés
El poder de la pluma.
En 1939, Frida llegó a París para montar la exposición Mexique. Diversos testimonios dan cuenta de su felicidad en la Ciudad Luz, pero hay pocos del más discreto de sus amantes.
Marc Petitjean, fotógrafo y cineasta francés, nunca supo que su padre Michel tuvo una relación con una de las pintoras más icónicas de México. Frida Kahlo tenía 32 y Michel 29. Era 1939 y el encuentro se dio cuando Michel coordinó la exposición de Kahlo en la galería Renuo et Colle. Todo ello es relatado en el libro “El corazón de Frida Kahlo en París” (Circe, 2020) Michel Petitjean y ella serían amantes.
Disfrutarían de sus encuentros íntimos con pasión y compartirían ideología y posturas políticas, lo mismo que largas caminatas en París o en la campiña francesa. Estarían juntos -aunque pocas huellas hay del romance-, salvo las que ella misma guardó en su casa.
Marc nunca imaginó que su padre hubiera tenido algún amorío con la pintora. Sabía que se conocieron y fueron cercanos porque Kahlo le regaló uno de sus cuadros: “El corazón”, que siempre adornó el salón principal de su casa.
En 2015, Marc recibió una llamada desde México. Su informante le dejó saber de una treintena de cartas, recados y tres fotografías que daban cuenta de una relación amorosa entre Frida y Michel. La pintora guardó todos esos documentos que él le escribió a ella. De Frida para él no existe ningún texto, pero está el cuadro que ella le regaló.
A partir de esa pintura y de esos documentos encontrados es que Marc Petitjean dedica dos años de su vida a investigar y recrear la apasionante relación de su padre con Kahlo. Fue una relación intensa y corta.
Antes de morir, Michel Petitjean decidió que el cuadro fuera subastado. En 1992, un comprador anónimo adquirió la pintura por 395 mil dólares y desde entonces se desconoce dónde está y quién es el propietario de “El corazón” de Frida Kahlo.
Marc Petitjean (París, 1951) es fotógrafo y cineasta. Entre sus películas destacan Blessures atomiques (2006), Zones Grises (2007), Trésors Vivants (2012) y De Hiroshima à Fukushima.
Todo lo relatado líneas arriba se puede leer en “El corazón de Frida Kahlo en París”, de Marc Petitjean. El ejemplar, de 184 páginas (Circe, 2020), es una lectura breve, pues su narrativa es sencilla, salpicada de momentos intrigantes, ya que la relación había permanecido oculta y envuelta en misterio durante todas estas décadas.
Solo unos cuantos entendidos sabían de esta furtiva relación de la Kahlo en sus años parisinos, años en los que la relación con Diego Rivera había menguado o, incluso, bordeaba la zozobra.
Ahora este episodio biográfico de la pintora mexicana es del dominio público, y lejos del morbo que la vida de Frida ha provocado entre sus seguidores, da cuenta de un periodo especial de su vida, lejano a los miles de anécdotas que se han podido reconstruir gracias a testigos y el cuantioso epistolario que dejara la artista. Vale la pena darle una mirada.