David Pompeyo/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- A tan sólo un año y tres meses de su apertura, el paso a desnivel de la llamada ‘Glorieta de la Paz’ continúa generando múltiples quejas de los automovilistas que a diario transitan por él debido a los constantes cierres para reemplazar las rejillas pluviales y los derrapes que ocasiona el concreto estampado que se utilizó para su construcción.

Desde sus inicios, el distribuidor vial, de 262 metros de longitud y cinco de altura en su subterráneo, generó polémica en la sociedad meridana y divergencia de opiniones respecto al manejo de los recursos públicos bajo el mandato de la entonces alcaldesa Angélica Araujo Lara.

A los contratiempos que muchos vieron durante su construcción, se suman las quejas que sigue generando, pues los automovilistas denuncian desgaste de sus llantas, además del estrés que les genera escuchar un fuerte ruido que se produce al impactarse los neumáticos con las rejillas pluviales.

Incluso algunos automovilistas evitan pasar por el túnel y optan mejor por los laterales, lo que ocasiona congestionamientos en esas zonas, algo que precisamente se buscaba evitar con la construcción del paso a desnivel.

El también llamado ‘paso deprimido’ fue construido en 14 semanas, tiempo récord para Raúl Ancona Riestra, fallecido director general de la constructora Proser, encargada de la ejecución del proyecto, dado que el tiempo promedio para la realización de una obra de dichas dimensiones es de aproximadamente 6 meses.

En la construcción se invirtieron 61 millones de pesos y en el proceso se utilizó una motoniveladora Trencor 300, que realizó la excavación en sólo 12 días. Además, se empleó material prefabricado para los muros de contención y concreto estampado.

Con base en la explicación técnica del proyecto, el paso a desnivel de la Glorieta de la Paz cuenta con un sistema pluvial que incluye pozos en la superficie y en las rampas, así como cárcamos y bombas de agua diseñados para absorber 10 mil litros del líquido en caso de fuertes lluvias y huracanes.

Actualmente se desarrolla en el noroeste de la ciudad un distribuidor vial más grande que el ‘paso deprimido’ y que lo desplazaría como el más importante de Mérida.

Dicha obra conectará la entrada del fraccionamiento Francisco de Montejo con la carretera a Dzityá hacia el este. Su construcción, que abarca 300 metros de longitud, inició en la pasada administración y será solventada con recursos federales.