Martha Chan/SIPSE
MÉXICO, D.F.- Miles de feligreses de la Arquidiócesis de Yucatán se congregaron ayer en la Basílica de Guadalupe en su peregrinación anual número 80, para participar en misa del yucateco, que celebró el arzobispo, monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán. 

La multitudinaria procesión yucateca fue recibida por el rector de la Basílica, Enrique Grenier, y bendecida por el arzobispo de Yucatán.

Cobijados en la casa de la “Morenita del Tepeyac”, los yucatecos destacaron su presencia con coloridos trajes típicos, agradecieron la oportunidad de fortalecer su fe y estar un año más frente a la madre de Jesucristo.

También resaltaban unas banderas, estandartes, pancartas e imágenes de las parroquias y de varios municipios, entre ellos Mérida, Ticul, Motul, Tizimín, Valladolid, Tekax, Hunucmá, Progreso, Acanceh, Tekit, Peto, entre otras.  

También acudieron los yucatecos que residen en el Distrito Federal y en estados vecinos, como Quintana Roo.

Concelebraron la eucaristía monseñor Manuel Vargas Góngora, coordinador de ese magno evento desde hace 30 años, los presbíteros Heriberto Vargas Góngora, Miguel Medina Oramas, Cristian Uicab Tzab, Manuel Aguilar Pech, Ernesto Madera Segura, Joel Tuz Canul, Jorge Beltrán, Raymundo Pérez Bojórquez, entre otros.

La tradicional peregrinación salió los días 9 y 10 de julio de diversas parroquias, después de que los peregrinos escucharan misa y recibieran la bendición.

Unos 150 camiones llegaron en peregrinación con 50 personas cada uno, de unas 100 parroquias de Yucatán.

Monseñor Berlie Belaunzarán dio a conocer que lamentablemente uno de los autobuses fue asaltado, afortunadamente nadie resultó herido y esos peregrinos acudieron a la misa para agradecer a la Virgen que están con bien.

En su homilía monseñor Berlie Belaunzarán dijo: “Hace unos días escuchamos la invitación llena de ternura que nos hacía Jesús, diciendo: “Vengan a mi todos los que están cansados, tristes y agobiados, que yo les escucharé y aliviaré”. Pues bien, esta mañana, como hijos, venimos a los pies de nuestra Madre para contarle nuestras cosas, para compartir con Ella nuestras tristezas y problemas que agobian nuestro corazón. Sentimos en el corazón el eco de sus palabras amorosas: “¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?”. 

Ternos y guayaberas

• Los peregrinos fueron con la ropa típica de Yucatán, las mujeres y niñas con sus vistosos ternos y huipiles; los hombres y niños con sus guayaberas y pantalón blanco.