¿Es la Diócesis de Yucatán la más antigua de México?
Erigida en 1519, con el nombre de Carolense, a partir de 1525 se constituyó en Puebla como 'de Yucatán y Nuestra Señora de los Remedios'.
Martiniano Alcocer/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- ¿Es la Diócesis de Yucatán la más antigua de México? Aunque usted no lo crea, este tema ha sido a lo largo de los siglos motivo de discusiones, debates y enconadas polémicas.
Ilustres historiadores, como don Crescencio Carrillo y Ancona, el primer obispo yucateco nacido en Yucatán, y el historiador don Juan Francisco Molina Solís se dieron duro y tupido en sus encontronazos sobre el oscuro asunto.
Zanjado ya, sin embargo, hoy día el polémico punto, gracias a acuciosas investigaciones, entre ellas de Víctor Suárez Molina y Stella María González Cicero, don Crescencio y don Juan Francisco seguramente habrían ya firmado las paces de haber sabido la “verdad histórica”.
¿Y cuál es esa “verdad histórica”? Que la más antigua Diócesis mexicana es la de Puebla, erigida en Tlaxcala por Clemente VII y mediante la bula Devotionis tuae probate sinceritas, el 13 de noviembre de 1525, a la que siguió la Diócesis de México, fundada en 1530 con territorio sustraído a la de Tlaxcala-Puebla. La de Yucatán, en Yucatán –y esto es importante dejarlo claro- fue fundada hasta el 16 de noviembre de 1561 como Diócesis de Yucatán y Cozumel, mediante bula Super speculam militantes eclesiae, de Pío IV.
No obstante, vale la pena señalar, como curiosidad histórica, que en 1519, el rey Carlos I de España y V de Alemania –sucesor de los Reyes Católicos- pidió y obtuvo del papa León X la erección de una diócesis en una ciudad (inexistente) llamada Carola en honor del monarca en un sitio llamado Yucatán que no se sabía si era tierra firme o isla. Se nombró obispo a fray Julián Garcés, quien nunca llegó a tomar posesión, y como sede Tlaxcala.
El 19 de septiembre de 1526, Carlos V dispuso por real cédula fijar los límites –como era potestad suya- de la Diócesis Carolense, que tomó el nombre de Obispado de Yucatán y Santa María de los Remedios y cambió su sede a Puebla.
La misteriosa ciudad que dio nombre a la Diócesis Carolense era llamada Carola (por Carlos V) y se suponía que estaba en algún sitio llamado Yucatán, cuya indefinida ubicación geográfica no fue obstáculo.
El doctor Miguel A. Bretos, en su libro sobre la Catedral de Mérida, describe así el desaguisado:
A base de información cuando menos precaria, se creó el obispado “Carolense” para una ciudad inexistente en un lugar equivocado. Algo parecido ocurrió en el caso del obispado de “Tierra Florida” creado por el propio León X en 1520 en el supuesto de que la Florida también estuviera en Yucatán. La fuente de tales disparates fue el hecho de que el término Yucatán incluyó inicialmente a toda la tierra firme descubierta por los españoles al poniente de Cuba a partir de 1517.
El mismo doctor Bretos señala que mucha de la oscuridad que llevó a Carrillo y Ancona y Molina Solís a sostener agrias discusiones se debió a que el lapso transcurrido entre la creación de la sede Carolense en 1519, por León X, hasta la erección de la “de Yucatán y Cozumel” el 16 de noviembre de 1561, por Pío IV, es de “confusión y cambios vertiginosos”.
El primer obispo de Yucatán fue el franciscano fray Francisco Toral. En adelante y hasta hoy, en que Yucatán se prepara para dar la bienvenida a su nuevo arzobispo –el quinto desde 1906-, Gustavo Rodríguez Vega, hay una continuidad histórica clara y sin confusiones.