Humberto Sauri cuida el ambiente con pasión y excelencia
Sus iniciativas en pro de la capital yucateca llevan al cuidado ambiental con pasión y excelencia
Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- “Los problemas de la ciudad se deben atender de manera integral”, es la expresión que sintetiza la filosofía de trabajo de Humberto Sauri Duch.
El entrevistado cuenta con más de 40 años de experiencia en diferentes proyectos relacionados con la ingeniería ambiental, tales como la distribución de agua, tratamiento de aguas, reciclaje, calidad del aire, equipamiento urbano, gestión de residuos y 20 años de experiencia en la enseñanza en los niveles universitarios y de maestría, así como asesor en el desarrollo de procesos de planeación estratégica para las ciudades, quien reconoce que su enfoque amplio en las propuestas de solución fue formado en su alma mater, el Tecnológico de Monterrey, y desarrollado en su camino laboral.
Debido a su nivel de especialización recibió el rango de estratega Senador por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (Cideu), distinción que lo ubica en un selecto grupo de profesionales, de los cuales sólo hay 10 en Iberoamérica.
Su labor ha trascendido en diferentes puntos del país y el extranjero, desde la iniciativa privada, función pública, docencia y con organizaciones internacionales.
Vocación fortalecida por su padre
“Desde la secundaria tenía el interés por las matemáticas, mi intención era estudiar ingeniería civil en la UNAM, pero mi papá se puso a investigar las mejores opciones que habían al nivel México y decía que la facultad de ingeniería de la Uady estaba por debajo del país, y decidió enviarlo a el Tecnológico de Monterrey.
Fue la mejor decisión y estaré eternamente agradecido. Estudié ingeniería civil y como parte de la ingeniería, en ese momento, llevé lectura y redacción, sociología, derecho laboral, psicología, una formación integral, de 7:00 a 13:00 horas y de 16:30 a 21:00 horas, con nueve a 10 materias por semestre y luego por programa de estudios tomaba clases que sólo se daban en verano”, recordó.
Apuntó que desde sexto semestre tuvo una inclinación por la hidráulica, que llamó la atención de sus directivos, al grado de que le ofrecieron estudiar en Delft, Holanda, una especialización en dicha materia.
En este proceso, tuvo un periodo de casi un año libre y lo invitaron a presentar para una beca de maestría en la UNAM y de los 150 aspirantes, sólo dos fueron seleccionados, entre ellos Humberto, quien formó parte de la primera generación de la maestría en ingeniería ambiental, esto cambió sus planes de ir a Holanda.
“Desde ese momento tengo un enamoramiento por el tema ambiental, y leo muchísimo y me empiezo a preocupar mucho más sobre lo que vivíamos en México. Luego al final de mi maestría entro a Grupo ICA (Ingenieros Civiles Asociados). Un día antes de presentar mi examen de grado en la maestría, un amigo me dijo que tenía una cita con directivos de ICA para formar parte del grupo de investigadores, me aceptaron y me ofrecieron un salario que jamás pensé tener, y comenzamos a trabajar en proyectos que eventualmente orillaron a volver a Mérida, al ver cómo se estaban haciendo las cosas en otros lugares y cómo no se estaban haciendo en mi ciudad”, abundó.
Trabajo de impacto a largo plazo
“En ICA tuve un acercamiento con Bernardo Quintana, presidente del grupo, y me invita a ser quien escribía sus discursos, el primero fue en un congreso. Posteriormente me pide que funde la primera empresa de cuestiones ambientales Tecma (Tecnología del medio ambiente) me tocó definir desde el nombre hasta las áreas de gestión y el personal, esto me llevó en "join venture" (alianza estratégica) con Environmental Research Tecnollogy(ERT) que me permitió estar en las mejores universidades y convertimos Tecma en la empresa líder en desarrollo de redes en monitoreo de la calidad del aire en Latinoamérica, nosotros instalamos la primera en la Ciudad de México, diseñamos la de Guadalajara y en espacios industriales”, agregó.
En los años 90 comenzó su camino de regreso a la Península de Yucatán, primero dentro de Grupo ICA, en Quintana Roo. En ese periodo instalaron redes de monitoreo de la calidad del aire en la termoeléctrica de Valladolid para vigilar y prevenir cualquier impacto negativo sobre Chichén Itzá y eso fue por petición de organismo internacionales. Fue instalado con la mejor tecnología que existía en ese momento.
“En 1993 me separo de ICA y llego a Mérida y el mismo día, me cae una invitación para trabajar en el Ayuntamiento y el Gobierno del Estado”, recordó y apuntó que finalmente tuvo participación en ambas participaciones.
Como parte de su paso por la función pública, fue director del sistema municipal de agua potable, coordinador de Ecología del Ayuntamiento de Mérida, Director General de obras y servicios, coordinador de los trabajos de preparación de Plan Estratégico de Desarrollo de la ciudad de Mérida, Consultor Especialista en Ingeniería Ambiental, Asesor Privado, participó en la Evaluación del sistema integral de limpieza de la ciudad de Mérida y la Preparación de los términos de referencia y coordinación del concurso para la clausura del Tiradero de basura y el proyecto ejecutivo de un relleno sanitario para la ciudad de Mérida, entre otras iniciativas que han dejado huella en la capital yucateca.
En ese proceso y hasta la fecha ha lidiado con administraciones receptivas y otras cerradas a las propuestas, pero sin dejar de apostar por el desarrollo de la ciudad.
Docencia integral
La docencia la conjugó con su trabajo profesional en empresas y proyectos de gobierno, de esa manera fue académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, posteriormente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán, la Universidad Modelo, Marista y Universidad Anáhuac Mayab.
Por su formación en el Tecnológico de Monterrey él exigía a sus alumnos un trabajo de excelencia desde el fondo y la forma.
En la UNAM se retiró después de seis años por diferencias con los directivos, por haber promovido clases extras de lectura y redacción, luego de haber repobrado a un salón completo porque no supieron desarrollar sus temas en un examen escrito, y los estudiantes se quejaron porque aludieron que el maestro estaba obligándolos a tomar clases que no eran propias de la materia.
Humberto, decepcionado por la poca visión de los jóvenes y los directivos por pedirle que limitara sus sesiones a su asignatura en ingeniería, presentó su renuncia.