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Ahora que se está reactivando la economía y varios sectores han elegido el modelo híbrido, surgen dudas en cuanto si la nueva normalidad alcanzará a la forma de laborar y la opción remota será habitual. Cuando comenzó la pandemia nadie imaginó que desde la cama o el sofá de la sala se pudiera dictar una conferencia, impartir una clase o tomar un curso. Poco a poco, en un afán de adaptación, fuimos racionalizando el modelo hasta encontrarle las bondades de habernos llevado la oficina o la escuela a casa.

El cambio de visión, quizá de toda nuestra vida, tardó pocos meses. Dejamos de pensar que los asuntos de la oficina se quedaban ahí una vez que se terminaba la jornada; el trabajo se confundió con la cotidianidad doméstica y en una forma de vida. Si no vivimos solos, tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo de otros miembros de la familia, la manera de dar clase de la maestra de nuestros hijos y hasta de las rencillas entre compañeros o con el jefe.

La cultura del trabajo sin duda ha dado un vuelco. Según el Informe de la Fuerza Laboral de Linkedin, hay una tendencia de los empleados en privilegiar el trabajo desde casa, ya que dicen sentirse más productivos y felices, a la vez que desean tener esta opción en su carrera. Sin embargo, por parte de la empresa, existe la preocupación de que se pierdan los equipos de colaboración y la comunicación entre colegas, lo que va en detrimento de la innovación.

Se ha vuelto común ofrecer y accesar a todo tipo de servicios en la virtualidad. Gracias a la tecnología, la telemedicina es una de las novedades en la nueva normalidad, entre otras como las informáticas, educativas, entretenimiento, financieras, bienes de consumo, ventas, cuya presencia en las plataformas ha ido en ascenso. Cada vez es más frecuente encontrar ofertas de trabajos remotos por los beneficios de la modalidad, ya que no se necesita una infraestructura para llevar a cabo el negocio.

Se calcula que en dos años el Covid esté controlado, será entonces cuando se pueda abrir con el aforo completo sin correr riesgos, en tanto, se espera que el modelo de trabajo mixto continúe siendo la opción. La costumbre de trabajar en casa para ese entonces estará totalmente interiorizada, difícilmente se sentirá felicidad de volver al caos de los traslados y a la convivencia obligada.

La pandemia es un parteaguas que nos ha arrojado a otra realidad que, por intangible, sentimos que se nos escapa. No es ciencia ficción, ya se habla de realidades virtuales - por ahora palabras contradictorias en su definición- que prometen sumergirnos a una dimensión desconocida a través de dispositivos, aplicaciones y gafas de realidad aumentada. Eso significa que no tendremos que salir de nuestras cuatro paredes para estar en los lugares más remotos del planeta. La ubicuidad ya no será una utopía. Se avistan trasformaciones impensables.

Terrícolas, parece que hemos iniciado un viaje sin retorno.

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