Patricia Itzá/MÉRIDA
Las calles del primer cuadro de Mérida tienen un deficiente sistema de transporte público, lo que incluso se observa en el servicio de taxis, al grado de que en este último, más de ocho mil vehículos operan en la ilegalidad, pues no acatan la ley vigente en la materia y no hay una acción definida sobre el tema por parte del Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (Imdut), cuyo director es Aref Karam Espósitos.

En las calles del primer cuadro del Centro Histórico los paraderos de transporte nunca han funcionado como lugares exclusivamente para ascenso y descenso de pasajeros.

Esto debido a que las unidades de las diferentes rutas de camiones, taxis, combis y minibuses se estacionan por varios minutos, incluso se “cuelgan” más del tiempo permitido.

Lo anterior propicia que cuando llegue la unidad que debe cubrir su turno, el lugar esté ocupado, por lo que queda estacionado en segunda fila, obstaculizando la vialidad y colapsando la circulación vehicular.

El problema por lo general es resuelto por los policías municipales y no por los inspectores de la Dirección de Transporte.

Este día a día en el transporte se refleja en el deterioro de las unidades, pues hay muchas que exceden los 12 años, que es la máxima antigüedad que establece el artículo 128 del Reglamento de la Ley de Transporte del Estado, que en el caso del servicio foráneo fija 10 años.

Camiones que pierden llantas, que tienen su carrocería tan vieja y deteriorada que incluso se puede ver a través del piso; asientos que no sirven y usuarios que se mojan cuando llueve, son algunas de las reclamaciones de todos los días.

Sin olvidar el principal en las redes sociales: que los choferes no cumplen con sus rutas. Muchas de las veces estas quejas se quedan sin respuesta de los funcionarios estatales.

Además, a través de las redes sociales, que es donde la gente mayormente se queja de los problemas que presentan en el transporte público, se puede leer sobre que los conductores permiten la subida a personas en estado de ebriedad o que ingieran bebidas embriagantes a bordo. También, reportan malos tratos de los choferes hacia estudiantes o adultos mayores.

Mientras que en el caso de taxis de plataformas, los reportes son de abusos en el cobro e incluso robo de pertenencias, delitos que se denuncian no sólo en redes sociales, sino también ante instancias judiciales.