¿Realmente AMLO se ha ido?
Caleidoscopio, columna de Martín Martínez: ¿Realmente AMLO se ha ido?
A casi un mes del cambio del Gobierno Federal que trajo a la Dra. Claudia Sheinbaum como primera Presidenta de este país, el ex presidente López Obrador ha cumplido su promesa de mantenerse fuera de la escena pública; pero ¿realmente se ha ido? No sé si López Obrador sea el mejor Presidente en la historia de México, pero no tengo la menor duda de que es el Presidente con mayor arrastre popular al término de su administración.
La figura de AMLO, como es popularmente conocido, ha sido objeto a lo largo de los años de un gran cariño del pueblo, llegando incluso a la idolatría. Lejos de desgastarse su imagen, pareciese que la popularidad del ex Presidente fue creciendo en sentido inverso a las críticas de sus detractores. Es normal que un Presidente inicie su mandato con altos niveles de aceptación, pero es sumamente extraño que concluya y éstos se mantengan o incluso se incrementen. Considero que AMLO ha sido el Presidente con quien la clase trabajadora más se ha visto identificada y representada, y por tanto ha sido el más apoyado.
El carisma del ex Presidente es su mayor virtud. Antes de AMLO, el mandatario más popular fue Vicente Fox, a inicios de su Gobierno; pero queda lejísimos de los niveles que AMLO ha mantenido a lo largo de los años. Estuve en la Ciudad de México en el 2006, en plena toma de Reforma, con gente pernoctando y sufriendo lluvias y frío en carpas, defendiendo lo que el entonces candidato y el pueblo consideraban un fraude electoral. Vi el mar de gente caminando al Zócalo de la Ciudad de México el día de la toma de protesta del presidente Calderón para manifestar pacíficamente su descontento y proclama a su Presidente “legítimo”. Casi veinte años después, la figura de AMLO pareciese se ha agigantado en lugar de quebrantado. En días pasados estuve en la Ciudad de México, y con gran sorpresa fui testigo de las manifestaciones populares a favor de AMLO. Pintas en incontables muros, mantas, manifestaciones verbales, todas despidiendo a su Presidente y externando lo mucho que lo extrañarían.
El famoso muñeco de AMLITO, creación del monero José Hernández, se convirtió en objeto casi de veneración, y en incontables puestos callejeros se encuentran muñequitos ataviados en diferentes facetas, con la banda presidencial, de electricista e incluso de beisbolista. El cariño popular ha convertido a la imagen de AMLO casi en una industria.
Es claro que ni el ex Presidente ni el monero Hernández reciben regalías por nada de esto, pero es congruente con esa idea de ayudar al que menos tiene, permitiendo a mucha gente en situación de comercio informal seguir generando ingresos, aun ya en ausencia de AMLO.
Difícilmente surgirá otra figura con el arrastre popular de AMLO. Sobre si en verdad fue o no el mejor Presidente de la historia de México, el tiempo dirá. Pero a pesar de que honestamente considero que la Dra. Sheinbaum lleva y llevará una administración con decisiones propias, AMLO sigue aquí… y llegó para quedarse.