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Después de un primer ensayo con educación a distancia en los últimos tres meses del ciclo escolar pasado, y un reinicio esperanzador en este septiembre con el mejorado “Aprende en Casa II”, ni autoridades educativas ni maestros tienen idea del éxito que se espera con esta apuesta. Ha sido muy difícil para maestros obtener un diagnóstico real de los aprendizajes de los alumnos, primero porque no se aplicó la prueba Planea que diseñaba el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, ni tampoco se aplicaron de manera correcta las evaluaciones diagnósticas a los alumnos para saber su nivel de conocimientos.

Ahora, en los trabajos del pasado Consejo Técnico Escolar, quedaron al descubierto los efectos negativos del confinamiento de los alumnos. En este primer recuento de daños se pudo observar que los aprendizajes esperados disminuyeron y en consecuencia se amplió la brecha de aprendizaje entre distintos grupos de estudiantes sin importar que tengan un nivel socioeconómico alto o bajo; pertenezcan, o no, a una comunidad indígena; habiten en una zona urbana o rural; padezcan, o no, una discapacidad física, emocional o mental; necesiten, o no, trabajar para subsistir. En pocas palabras, la pandemia afectó de diferentes formas a los estudiantes. Se ensañó con los más vulnerables y desprotegidos. A todo esto, debemos agregar la gran limitación que tienen los docentes para utilizar la tecnología con fines pedagógicos, así como la carencia de materiales didácticos disponibles para estudiantes y docentes en diversas asignaturas y grados escolares.

Si juntamos los factores que favorecen el aprendizaje en casa y los ponemos en una ecuación, veremos que los estudiantes que podrán aprender durante su confinamiento son aquellos que: disponen de una computadora con Internet para su uso personal; tienen un docente que sabe utilizar la tecnología digital y dispone de los recursos pedagógicos correspondientes; y, por último, tienen familiares con el nivel educativo y tiempo necesarios para ayudarles en su aprendizaje digital. Los primeros reportes en las escuelas señalaron la baja proporción de estudiantes que cuentan con estos elementos y por eso el aprendizaje se concentrará en aquellos que gozan de condiciones privilegiadas.

Se puede afirmar que entre mejores sean las condiciones para el aprendizaje en casa, mayor es la probabilidad de que los estudiantes aprendan. Las condiciones de aislamiento reducirán los aprendizajes y agrandarán las brechas que separan a los más desprotegidos. Un dato crudo de esta realidad se ve en secundaria, donde los estudiantes de escuelas públicas que terminan el tercer grado muestran un nivel de comprensión lectora igual o menor que los estudiantes de escuelas privadas que concluyen la primaria. La brecha aquí es de tres grados escolares. En tanto transcurre este ciclo escolar, cada día aumentan los estudiantes que se desconectan de sus maestros, se dan de baja o simplemente no ven Aprende en Casa II en la televisión ni hacen las tareas .El rezago germina día a día.

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