Los ritos funerarios
No he visto que nadie analice las costumbres funerarias de los mayas, que nada tienen que ver con lo que hoy se hace...
Con motivo de las celebraciones de finados –cuando se conmemora a quienes han traspuesto los umbrales de esta dimensión y se han ido a otros niveles de la vida-, de nuevo, como cada año, vuelven las discusiones sobre los ritos, costumbres y tradiciones funerarias y los puristas (entre los cuales hay quien me pone) se quejan de las tergiversaciones cometidas con el aval de la autoridad -en este caso principalmente la municipal de Mérida- y la presencia en “festivales” y “concursos” de personajes con los rostros pintados de calaveras (osos panda, dicen algunos) y de tradiciones ajenas a las yucatecas.
De la discusión no queda fuera inclusive la forma de escribir la “comida de las ánimas”, si es janal pixán o hanal pixán, y las condiciones que deben cumplir los altares levantados en memoria de los difuntos en plazas, escuelas y dependencias oficiales donde se promueven competencias y se designan jurados de “expertos” para dictaminar quién se apega más a un inexistente “librito”.
No he visto que nadie –o muy pocos- analicen las costumbres funerarias de los mayas, que nada tienen que ver con lo que hoy se hace, de entrada porque en el mundo prehispánico no había cementerios y a los muertos se les enterraba en las propias casas o, si eran de rango nobiliario o sacerdotal, en monumentos especiales.
La Dra. Elsa Malvido, fundadora del Taller de Estudios sobre la Muerte de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, dice que las costumbres funerarias de hoy poco tienen que ver con lo prehispánico: “Las fiestas de Todos los Santos y de Fieles Difuntos son rituales que se inventaron en la Francia del siglo X por el Abad de Cluny, quien decidió rescatar la celebración en honor de los macabeos, familia de patriotas judíos reconocidos como mártires en el santoral católico, el día dos de noviembre, y dispuso el día anterior para celebrar a los santos y mártires anónimos, aquellos que no poseen nombre ni apellido ni celebración en el calendario ritual católico”.
No niego que son de una gran profundidad espiritual cuando se cumplen en la intimidad de la casa y tienen importantes valores morales y sociales. Pero hay que estudiar. Para informarse bien, aquí: 5061 9300 ext. 126 o al correo electrónico: [email protected] y a la página de internet:
www.estudioshistoricos.inah.gob.mx y http://www.inali.gob.mx o pregúntele a los maestros Carlos Evia Cervantes y Miguel Güémez Pineda. Ellos sí saben.