Invitan a ver en la Crucifixión un acontecimiento para entender el dolor

Un momento de gracia por el que el ser humano recibe el amor de la divinidad

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Alis García, Esperanza Nieto y Alejandra Jiménez Virgen afirmaron que la salud es la mayor riqueza, a la que muchas veces se deteriora. (Novedades Yucatán)
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Willian Sierra/Mérida
“Estos días son una oportunidad para transformarnos, acogiendo esa bondad, ese amor y piedad que Dios tiene para cada uno de nosotros, y así juntos celebrar su fiesta de resurrección”, expresó la doctora Alejandra Jiménez Virgen, durante el programa radiofónico Salvemos una Vida, que se transmite por AMOR 100.1 de Grupo SIPSE, todos los viernes de 11:00 a 12:00 horas.

Antes sus anfitrionas Alis García, fundadora del programa, y Esperanza Nieto, la invitada deseó que en este día de reflexión haya luz en nuestros corazones.

“En este día vamos a reflexionar en algo profundo como es la transformación. Esto es lo primero a que se nos invita en Viernes Santo, que entendamos nuestros propios dolores; cuántos tenemos, y no estamos hablando solo de pérdidas materiales”, dijo.

Señaló que debemos ver la salud como nuestra mayor riqueza, la cual, desgraciadamente, a veces la deterioramos.

También, cuestionó cómo se encuentra nuestro corazón: estamos en paz, compartimos en silencio el dolor, alguna enfermedad, algo que podamos hacer por nuestros padres, algún hermano, amigo, e incluso hasta de alguna mascota, ese gran compañero silencioso de muchos.

“Hay que ser honestos porque hoy existe un momento especial en que podremos hacer que esos dolores se transformen en nosotros y nos den un nuevo nivel de conciencia y entendimiento”, indicó.

La especialista en Ontología comentó que cuando se habla de un cambio, a veces puede ser doloroso, aunque en el caso de Viernes Santo se trata de transformación, de retirar ese dolor y obtener una virtud, una gracia, un don.

Nunca hay que pensar que no se puede, pues nunca se está solo, se tiene a Jesucristo

“Debemos comprender que la verdadera causa del sacrificio de Cristo, más allá de llevarse los pecados del mundo, es la oportunidad que le da al ser humano de recibir el amor de la divinidad, el cual es entregado, aunque no lo merezcamos”, indicó y agregó que Dios, generoso, siempre da la luz, aunque el ser humano a veces se oculta para no recibirlo.

“Desgraciadamente, nosotros decidimos ocultarnos de ese manantial de riqueza, salud, sabiduría, porque simplemente no queremos”, enfatizó.

Asimismo, manifestó que así como recibimos la luz, la emoción e intención de ese momento oscuro y trágico de su muerte, para nosotros es el momento de darle gracias porque se abrió el camino al cielo.

“Es bueno, a veces reconocer que somos culpables, y que lo importante es aportar algo para cambiar la situación, buscando que ese cambio sea más saludable”, dijo.

Por su parte, Alis García abundó que es necesario, primero, estar bien consigo mismo y luego compartir esa felicidad con los demás.

Alejandra Jiménez comentó que cuando el cuerpo de Nuestro Señor es bajado de la cruz, y acompañado por la Virgen María, es uno de esos momentos de mayor dolor y a la vez una de las manifestaciones más importantes que se pueden tener en el ritual católico.

“Hay que acompañar a la Madre de Jesús en este dolorosísimo momento. En nuestra vida podemos tener lapsos en que sentimos dolor, ya sea por alguna pérdida o por cuestión económica, ahí es cuando debemos preguntarnos cómo podemos hacer para sobreponernos.

La Virgen María nos da ese ejemplo diciéndonos que no estamos solos, tenemos a su hijo de nuestro lado”, manifestó.

La maestra y doctora Alejandra Jiménez indicó que cuando sintamos un dolor que nos esté causando un profundo sufrimiento, debemos tomar todas esas emociones y penurias para ponerlas a los pies de Jesús.

“Podemos decirle: Padre, te vengo a dar todo este dolor, sufrimiento, enfermedad, en fin, todo aquello que no nos permite estar en paz. Al poner todo esto a los pies de la Cruz, encontraremos soluciones, pues nos transformaremos haciendo que el sufrimiento no nos afecte gracias a ese rayito de luz que nos enviará el Señor”, indicó.

“Para deshacernos de nuestros defectos y pecados, dijo que es necesario decirle: Padre, hoy vengo ante ti, y ante tu último aliento te quiero entregar todo ello. Cada Viernes Santo se nos da para vaciarnos de aquello que no es bueno, de eso que nos carcome las entrañas, para poder recibir al Espíritu Santo”, enfatizó.

“Al sacar todas esas cosas oscuras, vamos a ser más propositivos, compasivos, a poder construir cosas nuevas que puedan ayudar a vivir mejor a los demás. Jesucristo nos hace ser personas nuevas con nuestra reconversión”, añadió.

La invitada especial recordó que mañana Domingo de Pascua es de júbilo, pues Jesucristo resucitó, demostrando que no hay oscuridad que lo venza, que no hay impedimento que no te quite, que no hay demonio, brujería, hechizo o mala palabra que lo venza.

El Domingo de Pascua es de júbilo, pues Jesús resucitó y no hay oscuridad que pueda vencerlo

“Este domingo hay que celebrar no sólo esa Pascua antigua de intercambio, si no esa florida fiesta, muy de México, en el que al conjugarse el misticismo y mestizaje rodeamos de flores, pájaros y cantos los símbolos de Dios en la tierra, montado en un gran altar y teniendo a su amado hijo diciéndole que con lo que nos entrega nos está dando todo”, añadió.

Al referirse a la piedad, la maestra Alejandra Jiménez mencionó a la Virgen María, sentada, erguida, sosteniendo y observando el cuerpo de su hijo.

“La pregunta es qué sostiene a María para no desfallecer ante ese rostro ensangrentado y esa corona de espinas por la que se burlaron de que era el rey. Por eso se llama La Piedad. Ese es el momento en que nos volteamos hacia el cielo, recordándole que nos soporte en nuestro dolor”, añadió.

“Jesucristo, con toda su misericordia desciende del cielo y nos sostiene hasta que pase ese momento doloroso y logremos la transformación de su yo y ego, acompañándonos en eso que hemos decidido vivir”, indicó.

También, invitó a los jóvenes a que este tiempo sea de aprendizaje, de salir de esos momentos oscuros, que sea el momento de clamar la ayuda de Dios.

“Nunca hay que pensar que no se puede, pues no estás solo, tienes al Señor, del cual no dudes en recibir su ayuda”, manifestó.

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