“Vale la alegría vivir”: testimonio de fe y esperanza
El sacerdote jesuita Bernardo Murcio Velasco comparte con los radioescuchas sus experiencias y luchas para salir adelante durante un duro trance y cómo se operó el cambio que le dio sentido a su vida.
En la emisión de esta semana del programa de radio Salvemos una Vida, que se transmite todos los viernes por AMOR 100.1 FM de Grupo SIPSE, el conductor Jorge Barrera tuvo como invitado al presbítero Bernardo Murcio Velasco, sacerdote jesuita, misionero, animador de comunidades y vicario cooperador, para platicar del tema “Vale la alegría vivir”.
“No soy ningún personaje, simplemente una persona que quiere amar, servir y tratar de animar y ayudar a quien se me ponga enfrente”, expresó el sacerdote a manera de presentación.
Jorge Barrera dijo que Salvemos una Vida es un programa de radio que se dedica a brindar esperanza a las personas que por alguna circunstancia, y más en esta época del año, pueden sentirse tristes.
“Para quienes nos escuchan, tal vez estén pensando en tristezas, en alguna batalla en la mente, que es muy poderosa, nos traiciona y empieza a darnos ideas falsas que son fáciles de afrontar. Si ustedes sienten que están solos, que no le importan a nadie y que si desaparecieran a nadie le interesa, están equivocados.
“Créanme que es una situación mental en la cual se nos cierran los caminos y sentimos que no existe más que la puerta falsa, pero eso nunca será realmente una solución. Tenemosel teléfono 9999453777 a su disposición para que no se sientan solos, estamos las 24 horas, los 365 días del año. Llamen sin pena y a la hora que lo necesiten, siempre habrá una persona esperando su llamada para acompañarles y escucharles”, expresó el conductor.
“Hoy todo mundo está acelerado, todos están comprando como si se fuera a acabar el mundo, todos piensan en fiestas y cosas materiales; realmente, la fiesta es el nacimiento de Jesús. Me gustaría, padre, que nos platique acerca de esa devoción donde la gente puede realmente acudir a Dios”, comentó Jorge Barrera al religioso Bernardo Murcio.
“Antes que nada, quiero dirigirme a ti que me estás escuchando, quiero ponerme en tus zapatos para tratar de experimentar lo que estás sintiendo: que el mundo se te cierra, que todo es negro, que eres un fracaso, ya sea porque te dejó tu novia o tu novio, porque fracasaste en un negocio, porque no tienes dinero, no tienes salud, que sigues con el mismo problema de alcoholismo, sexo o drogas y te sientes desesperado.
“Quiero decirte que yo mismo he experimentado y he estado también en esa situación. Intenté suicidarme porque traía un problema con el cual batallé, vi a psicólogos y psiquiatras. Mis compañeros me decían “¿por qué no cambias?, sigues igual. Y yo, por más esfuerzos hacía seguía patinando. Es como cuando un carro está atascado, entre más aceleraba, menos salía. Hasta que encontré un amigo. Todo el mundo me criticaba y me decía: ‘es que tienes un genio de los mil diablos, no cambias’, y no podía cambiar.
“Ya desesperado, pensé en suicidarme; decía, no puedo más, ya me cansé y es la única solución que veo. Planeé suicidarme aventándome de la torre del templo, que era bastante alta. Pero dije, í a lo mejor no quedó muerto, sino que voy a quedar lisiado y va a ser otro problema. Entonces, ahí estaba yo, en Parras, Coahuila. Había una piedra muy grande en la carretera, como de tres metros, y una recta; entonces, pensé: le meto al carro todo lo que dé, me estrello contra la piedra y a lo mejor hasta se incendia y no le hago daño a nadie”, compartió el padre jesuita.
Los mejores amigos
Agregó que estaba en esos planes cuando se lo platicó a un amigo, Guillermo Silva, que fue quien le ayudó a cambiar y evitar terminar con su vida.
“Es un gran amigo jesuita. Le decía que por más que luchaba no podía cambiar. Él me decía: ¿por qué no cambias? Mira nada más, le caes mal a todos. Te echas encima tantos problemas. Hasta que un día me dijo: ¿Sabes qué?, no cambies, yo te quiero así como eres. Y es cuando me cayó el 20, cuando me sentí querido y amado por otra persona. Se dio el milagro, vino el cambio”, expresó el sacerdote.
“Cuando me sentí querido y amado fui llorando al Sagrario y ahí mi gran amigo, el mejor de todos los amigos, el que te acepta como eres, me dijo lo mismo: ‘no cambies, yo te quiero, yo te amo’, eso reforzó lo que me había dicho mi amigo Guillermo, pero con muchas más ganas. Entonces, cuando te sientes querido, aceptado, que eres muy valioso o valiosa, encuentras el sentido de tu vida”, señaló el invitado.
“Qué importante es por qué vivir, por qué luchar, y así ya no es como el lema que tienen aquí: ‘Vale la pena vivir’, yo te digo, Jorge, ‘Vale la alegría vivir’, tengo por qué vivir, por qué luchar, por qué sufrir; tengo un amigo, y ese amigo siempre me dice: ‘yo voy a estar siempre contigo’, y tengo a la mejor de todas mis amigas, ahora que acaba de pasar el 12 de diciembre, la Virgen de Guadalupe, que me dice: Bernardo, como le dijo a Juan Dieguito, Juanito, Juan Dieguito, ¿Por qué te preocupas tanto? ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? Estás bajo mi cuidado. Entonces es cuando sientes que la Virgen te abraza y cubre con su manto”, continuó compartiendo su testimonio el padre Murcio Velasco.
Dijo que el mejor se los amigos es Jesús de Nazaret, y la mejor de todas las amigas, y de todas las mamás, es la Virgen María de Nazaret, y aquí para nosotros (los mexicanos) es la Virgen de Guadalupe.
“Uno se preguntará como es que siendo sacerdote, teniendo tanta conexión con Dios, pero al fin y al cabo humano como todos, pudo haber llegado usted a tener esos pensamientos en un momento en que, pienso que inclusive hay algo del diablo por ahí”, preguntó Jorge Barrera al invitado.
Lucha entre el bien y el mal
“Exactamente, hay algo cuando te dejas llevar por el mal espíritu. Nosotros los jesuitas sabemos que hay una especie de lucha entre el buen espíritu y el mal espíritu. San Ignacio, fundador de los Ejercicios Espirituales y también de la Compañía de Jesús, estuvo a punto de suicidarse, se metió a la cueva de Manresa y ahí estuvo haciendo penitencias tremendas para purgar sus pecados. El mal espíritu le dijo: tú ya no tienes remedio, hagas lo que hagas estás predeterminado. Dios ya sabe si te vas a salvar o a condenar. Tú fuiste un asesino, orgulloso, lujurioso. Bueno, tenía todos los pecados. Entonces sedejó llevar por esos pensamientos negativos. Era lo mismo que me pasaba a mí, y entonces llegó un momento en que, estando en un precipicio, le dijo el mal espíritu ‘aviéntate’. Y cuando San Ignacio le preguntó quién era, le respondió: ‘soy lucero del alba, Lucifer’. De ninguna manera, Jesús dice y el Papa Francisco nos refuerza: ‘con el diablo, no te pongas a discutir, es más listo’. Hay que hacer como Jesús, que echaba fuera los demonios: ‘cállate, fuera de aquí’. Entonces, cuando uno toma una actitud valiente, sí se puede, como gritábamos en los estadios.
“Con la gracia de Dios, sí puedo. Decía San Pablo: ‘todo, lo puedo en aquel que me da esa fuerza. ¿De dónde me viene la fuerza? La fuerza me viene del Señor, que hizo el Cielo y la Tierra’. Entonces, cuando tú tienes esa fuerza recuperas la confianza en ti y sobre todo la confianza en Dios, que nada ni nadie, ni la enfermedad, ni las tribulaciones ni los problemas, nada ni nadie me podrá apartar del amor de Jesús, decía San Pablo. Ahí está una pista, una luz verdadera, que va a iluminar tu vida”, expresó.
Causalidades
Jorge Barrera agradeció al padre Bernardo Murcio Velasco por su presencia en el programa y compartió con los radioescuchas cómo se dio la invitación a participar en la emisión de esta semana.
“Como todas las cosas que en la vida no son casualidades sino causalidades, nosotros teníamos previsto la invitación para un sacerdote, pero no podía venir, y con las cosas de Dios nos refirió y recomendó al padre Bernardo, y por alguna situación está aquí. Como dicen, todo es obra de Dios, todo esto no sucede por casualidad, sucede por causalidad, es una causa de Dios”, manifestó.
“Entonces, los caminos de Dios son perfectos y los tiempos también. Ojalá y todo esto que el padre nos hizo favor de compartir, vale la alegría tenerlo presente. Siempre hay esperanza de que las cosas pueden cambiar si uno hace también por cambiar, y si no puedo y me siento incompetente para hacerlo, pido ayuda. Quiero mandarles un feliz saludo”, comentó para cerrar la transmisión que finalizó con la bendición del padre Bernardo.