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Casi todos los altos conocimientos científicos mayas conservados en libros escritos en cortezas de árbol fueron destruidos, con excepción de cuatro códices: Madrid, Dresden, Paris y Nueva York. La alta cultura maya existente fue saqueada por los países europeos que se adueñaron de la riqueza intelectual de los antiguos abuelos, mientras a sus descendientes nos “cortaban la soga de la vida” (kuxáansúum), desligándonos de ellos.

Dicen especialistas europeos que el saqueo cultural de arte mesoamericano “no tiene víctimas”. Creo deben preguntarnos a nosotros, nietos de la civilización maya, que quedamos desheredados de esa riqueza cultural que hoy no nos pertenece, no sabemos de su existencia en países extranjeros (siendo “robados” se niegan a devolvernos) y venden ilegalmente en subastas internacionales.

Y nosotros -los nietos mayas- hoy despersonalizados, como ciudadanos de segunda en nuestra propia tierra, acomplejados. Conceptualizados como personajes devaluados, a pesar de venir de una de las más adelantadas civilizaciones antiguas, porque los dzulo´ob (europeos y norteamericanos) nos cortaron “la soga de la vida” (quemaron buena parte de los conocimientos en el siglo XVI, en Maní, y, sus descendientes saquearon, en el siglo XIX, lo que quedó, entre ello, los cuatro códices).

Que diferente sería que niños mayas, y no mayas, pudieran admirar y enorgullecerse de provenir de una gran civilización que desarrolló una escritura completa para contar su historia: cuatro códices que conservan los altos conocimientos sobre el Tiempo y el Universo estelar, para determinar tanto los ciclos de producción agrícola, como predecir eclipses solares y lunares que impactaban la vida de los antiguos. Del mismo modo que chinos, egipcios e hindúes conservan en sus museos sus grandes tesoros culturales, científicos y artísticos, que les permiten valorar su gran pasado histórico, nosotros y nuestros descendientes, pudiéramos apoyarnos en la herencia de nuestros abuelos para continuar produciendo alta cultura.

Quienes han aprovechado los resultados de la alta cultura maya son los especialistas extranjeros, porque sus países poseen esos códices, los cuales han permitido adentrarse en la profundidad de la ciencia astronómica maya, accediendo a la alta cultura desarrollada por los abuelos. Ellos sí saben de lo que fueron capaces de descubrir, en términos de alta ciencia, los antiguos abuelos: Tiempo y Espacio son lo mismo, tanto en el universo cuántico como en el macro cosmos; ambos, Tiempo y Espacio, son elípticos como una “dona”; conclusión, todo es cíclico y regresa al punto de partida; finalmente, la suma de los grandes conocimientos de las altas civilizaciones dieron como resultado: la Humanidad.

Mientras, nosotros y nuestros descendientes, quedamos desheredados de nuestra cultura materna: la maya. Y, al cortarnos la soga de la vida, perdimos nuestra identidad como descendientes de una de las más grandes civilizaciones del mundo antiguo, al grado de ser considerados los antiguos abuelos como una de las “seis cunas de la civilización humana”, junto con sumerios, egipcios, chinos, hindúes y quechuas. Nación maya: venimos de una de las más grandes civilizaciones antiguas, creadoras del “cero”, 400 años antes que los árabes lo descubrieran en la India y lo introdujeran a Europa, para desarrollar la ciencia descubridora de los misterios del universo.

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