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El miedo no es más que un fantasma del futuro creado por nuestra mente. Si bien todos creamos miedos también todos debemos enfrentarlos para liberarnos de ellos, ganarles la batalla, pues sin duda somos mejor que cualquier idea fantasmal. Te confieso mi miedo, el cual me es intrigante y aún no ha llegado el momento de enfrentarlo, así que me preocupa que cuando llegue no pueda vencerlo. Tengo miedo a no ser como tú, a no tener la templanza que siempre has tenido frente a tantos problemas. Tengo miedo de no tener tu paciencia, de no saber abrazar como tú, de no saber querer como tú, de no saber entregarme como tú.

La duda me persigue ¿podré ser tan bueno como tú, papá? Porque se dice que no hay manual para ser padre, menos para ser esposo, pero si pudiera seguir los pasos de alguien serían los tuyos, pues veo en ti a una persona fuerte, astuta, soñadora y a la vez tierna, paciente y comprensiva. Veo en ti todo lo que se necesita y vale la pena, un ser fuerte, emprendedor y luchador.

En la vida hay muy pocos momentos que realmente quedan marcados y ¡Vaya! tú estás en casi todos, eres un tesoro valioso, un confidente eterno para mi alma. Entre los recuerdos más valiosos que tengo de mi vida, están aquellas ocasiones cuando aún era pequeño en las que te tomabas parte de tu valioso tiempo para llevarme a museos y lugares fantásticos de nuestra ciudad, eso me hizo mirar en ti a una persona muy sabia y hasta ahora, esos gustos siguen en mi corazón.

Es gracioso cómo mi vida toma aspectos de la tuya, como cuando de repente cometo actos que hacías: torpezas, frases o ademanes y claro, me dan risa; es como si no solo las canas prematuras me hubieras obsequiado, sino también fortalezas, modelos de vida y pensamiento, las ganas de siempre salir adelante pero de nunca olvidar extender la mano a los demás.

Agradezco cada vez que me arrullaste en la hamaca antes de dormir y las veces que con delicadeza me despertaste para ir a la escuela: las canciones que cantabas aunque llegabas cansado, mucho más que como yo lo estaba. Amo tus cuentos, las historias tan torpes que no tengo idea de dónde salían pero que me empujaban hacia mundos extraordinarios, mágicos, increíbles. Amo tu compromiso y como cuando te adentras en algo lo llevas a cabo con todo el corazón. Sin duda no soy tú, no puedo ser tú, pero me encantaría serlo, esa meta que todo niño quiere, llegar a ser como su papá, pero que, aún en la adultez admito, quiero cumplir. Te amo, te admiro. Feliz día del padre.

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