Sin miedo contra la viruela

Sin miedo contra la viruela, columna de David Ojeda Correa

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El miedo es la vivencia de un suceso no existente dentro del futuro, es un acto fuera de la razón que se asocia a una sensación o emoción del pasado, por ello, no es raro temer por la llegada de otra enfermedad como la viruela del mono.

Hay muchos puntos que se pueden abordar sobre esta enfermedad, el primero es que, pese a que apenas escuchamos de ella, no es una enfermedad nueva como la Covid-19, lo raro es que se haya salido del continente africano donde usualmente se dan estos casos. La viruela no tiene un tratamiento específico, ya que es un virus que tras cierto periodo se autolimita o se autodestruye y, por el tipo de virus, es muy posible hacer vacunas más rápido que con la Covid-19, de hecho, quienes ya fueron vacunados contra la viruela, tendrán cierta protección contra esta variante. Además, ya se ha creado un medicamento de emergencia para atender a los pacientes graves. La viruela del mono es una enfermedad exantemática, es decir, produce una especie de ampollas que se vuelven costras, muy parecido a como ocurre con la varicela y, el modo de contagio, es muy parecido al de las enfermedades de este tipo: por contacto estrecho con una persona contagiada, piel con piel o con secreciones orales, sangre, costras o pus. Es por ello, que un fácil método de contagio ha sido por medio de las relaciones sexuales. La OMS ha comentado que la mayoría de las personas contagiadas con esta viruela son hombres que mantuvieron relaciones con otros hombres y personas inmunodeprimidas (que viven con VIH por ejemplo). Sin embargo, no es una enfermedad propia de los homosexuales y no debe de ninguna manera estigmatizarlos, tampoco se considera, al momento, una enfermedad de transmisión sexual.

Los síntomas de la viruela símica usualmente son fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, falta de energía, ganglios linfáticos inflamados y una erupción o lesiones cutáneas, las cuales suelen comenzar de uno a tres días después del inicio de la fiebre y pueden ser planas o ligeramente elevadas, llenas de líquido claro o amarillento, y luego pueden formar costras, secarse y caerse, los pacientes suelen referir dolor, en especial en el rostro y en el área genital. Los síntomas suelen durar entre dos y cuatro semanas y desaparecen por sí solos sin tratamiento, aún así, se ha reportado un 3 a 6% de mortalidad, en personas con factores de riesgo.

Según la OMS no es una enfermedad grave, sin embargo, dijeron lo mismo cuando iniciaba la Covid-19, así que mantendré mis reservas y, por tanto, propondré que nos cuidemos. Pareciera que no hemos aprendido del pasado, pues no se trata de preocuparnos por estas enfermedades, sino de ocuparnos y con ello evitar los contagios. Espero que ahora sí haya un mejor manejo de la nueva pandemia, que los gobiernos abran los ojos y que la gente se una para evitar lo que antes vivimos. Enfrentar un miedo es la mejor forma de vencerlo y este miedo se enfrenta con uso de cubrebocas, lavado de manos, disminuyendo el número de parejas sexuales y evitando el compartir alimentos con el mismo vaso, plato o cubierto.

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