Nalleli Calderón/Mérida
Con la develación de la placa conmemorativa, el tradicional corte del pastel y "Las Mañanitas" alusivas al décimo aniversario de inicio de operaciones del Centro Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) Yucatán, directivos y autoridades estatales y municipales celebraron una década de brindar servicios de calidad a personas con discapacidad.

Con base en datos obtenidos, desde que inició operaciones en 2008, se otorgó más de 820 mil 589 servicios a nueve mil 800 pacientes con discapacidad, con el profesionalismo de 92 trabajadores y alrededor de 421 voluntarios al año.

En presencia del alcalde Renán Barrera Concha, la directora del centro, Dolores Sánchez destacó que desde su inicio, el CRIT ha contribuido en el mejoramiento de los índices de inclusión en el estado de las personas con discapacidad.

Resaltó que la celebración es resultado de la suma de voluntades y esfuerzo de cada uno de los colaboradores, voluntarios, gobiernos así como empresas y sociedad civil, quienes se suman cada año a la labor en beneficio de quienes más lo necesitan.

“Creo que lo más importante es que los índices de inclusión mejoran, los niños y jóvenes encuentran mejores campos para estudiar y trabajar, y por eso estamos muy contentos y felices así como muy esperanzados en poder lograr el apoyo económico suficiente para poder seguir dando los mismos servicios”, aseguró.

Recordó que desde hace algunos años ya no se construyen Centros Teletón en el país, sino que ahora se dedican a fortalecer y consolidar los 24 que hay. En el caso de Yucatán, se prevé reunir los apoyos económicos necesarios.

Al hacer uso de la palabra, la joven egresada del CRIT Cinthia Rosado compartió con los presentes su testimonio de vida, agradeciendo el apoyo que a lo largo de 10 años le brindaron los colaboradores, especialistas y voluntarios para salir adelante.

“Cuando inicié tenía mucho miedo pero desde que te abren las puertas desde los vigilantes como los doctores, terapeutas y demás personas sientes el cariño y amor que te dan todos; son personas que en cada terapia dan todo y por eso son parte de mi vida, son mi segunda familia”, afirmó.

Por su parte, Alejandra Bocanegra, madre de una pequeña con epilepsia y quien acude desde hace tres años a terapia, aseguró que el esfuerzo vale la pena porque su hija ahora se mueve mejor, habla y se comunica más.