Ana Hérnandez/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Ubicado en la esquina de la  58 por 61 del Centro Histórico de Mérida, el templo de San Juan de Dios se distingue de los edificios aledaños, incluso de los anexos de la Catedral; el imponente inmueble lleva varios años cerrado, sin acceso al público.

En su momento fue el Museo Arqueológico de Yucatán, también el museo de la ciudad de Mérida, pero desde años está cerrado e incluso sus jardines perecieron bajo el asfalto de los espacios que hoy son ocupados por el estacionamiento privado que lo rodea.

Este sitio, antes de ser el templo San Juan de Dios, fue llamado de Nuestra Señora del Rosario y se considera uno de los más antiguos de la historia de Yucatán del siglo XVI, pues se cree que se fundó en 1607 o mucho antes, ya que se considera que funcionó como catedral provisional en lo que se construía la actual.

De acuerdo con los datos de diversos investigadores, en este sitio realizaban sus reuniones y ejercicios los hermanos de la Cofradía de Jesús Nazareno, antes de que se construyera la capilla del Señor de la Cena o el Divino Maestro que está anexa a la Catedral.

Este inmueble fue acondicionado con cuadros que representaban a los 12 apóstoles, hechos de pintura fina italiana donados por el canónigo don Bartolomé de Honorato. Junto a esa iglesia se fundó el hospital de “San Juan de Dios”, que según la historia apoyaron don Gaspar Suárez de Ávila y su mujer Isabel Cervantes. Ante la necesidad de este inmueble donaron parte del solar al Ayuntamiento y se dice que esto ocurrió entre 1570-1576, los religiosos de la iglesia administraron el hospital hasta 1821.

Lo dejaron porque las Cortes españolas emitieron un decreto, el 1 de octubre de 1820, por lo cual trasladaron a los enfermos varones al ex convento de San Francisco y a las mujeres a la Tercera Orden. Ese hospital volvió a manos del Cabildo hasta 1860, después fue trasladado a La Mejorada y por intervención de don Agustín O’Horán al nosocomio que hoy lleva su nombre.

La mayor parte del piso de este lugar es de mármol italiano, el resto de cemento. Sus muros interiores estaban pintados al óleo. El museo se instaló en este lugar el 25 de enero de 1923 y para ello se adaptó el templo, con una ampliación de la zona del coro.

La fachada principal del inmueble tiene una espadaña o campanario esbelto, compuesto de tres cuerpos, con forma piramidal, con tres arcos en el primero, dos en el segundo y uno en el tercero. En la pared que da a la calle 58 en lo alto hay un dibujo en forma de león, que según algunos investigadores tuvo en su momento ojos de jade, pero hoy esas piezas no están.