Tengo un superpoder

La magia de la vida, columna de David Ojeda Correa.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

¿Quién no ha querido ser un superhéroe y tener poderes para salvar el mundo? Al menos es el sueño de todos los niños alguna vez en su vida, uno que suena increíble y fantasioso, pero eso que parecía una tremenda locura hace unos días se volvió realidad, demostrándome de nuevo que nada es imposible.

Me di cuenta que tengo poderes mágicos, los poderes que estaba envidiando, pero que me quedaba callado porque bueno, todos tenemos dones y tal vez yo no recibí este poder mágicamente curativo. Hace ya casi dos años que tengo la bendición de ser papá. El primer año fue como, bueno, solamente estar observando, tratando de hacer algo al respecto pero un poco ignorado… hasta que el bebé dijo sus primeras palabras: papá.

Fue ahí donde me cayó el veinte de la paternidad ¡por fin se fijó en mi!, y me conmovió hasta las entrañas sabiendo que la primera palabra de un bebé es aquello que reconoce primero externo al mismo. 

Usualmente no dicen mamá como primera palabra, pues consideran los primeros años a la madre como parte de uno mismo, así que no la pueden identificar. Que diga papá un bebé es súper importante.

En este segundo año las cosas han sido más divertidas, ya existo con claridad para él. Me pide, me llora, ríe conmigo y hasta de mí. No hay nada tan hermoso como llegar a casa y ver su carita de ilusión.

Pero bueno, aún así, no conseguía tener los poderes mágicos de mi esposa, la cual siempre está atenta, es paciente, es veloz, pero sobre todo curativa, poder que hace unos días adquirí y me llenó de ilusión, cuando el bebé sin querer se golpeó en la manita y llorando fue corriendo hacia mí extendiendo su bracito y acercando su mano a mi boca para que le dé un besito, como si ese besito, que les juro estuvo lleno de ternura, pudiera arrancarle todo el dolor y así fue, pues inmediatamente, tras darle un besito en su mano el llanto paró y la sonrisa resurgió en su rostro, demostrándome que sí tengo el mágico poder de curar con amor, un poder que muchos quisieran adquirir y que te recuerda que algo estás haciendo bien.

Lo más leído

skeleton





skeleton