Yucatán ya tiene 3 nuevos sacerdotes
Los nuevos sacerdotes se prepararon por más de 10 años en el Seminario Conciliar de Yucatán para poder para perdonar los pecados.
Martha Chan/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Luego de más de 10 años de preparación, ayer con la imposición de las manos del Arzobispo de Yucatán, monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, ordenó sacerdotes a tres jóvenes yucatecos, que continuarán predicando la palabra de Dios a los hombres a través de la enseñanza del Evangelio como una parte de sus labores más importantes.
José Guillermo Loria Vidal, Luis Miguel Polanco Noh y Ricardo Alejandro Sabido Fernández fueron consagrados para poder para perdonar los pecados, convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, de acuerdo al sacramento de orden sacerdotal.
El padrino de ordenación de Luis Miguel fue el padre Antonio Escalante Pantoja; el de Ricardo Alejandro, el presbítero Manuel Ceballos García, y el de José Guillermo, el Pbro. Sebastián Castro Lara.
Mañana, a las 19:00 horas, será la cantamisa de los tres en el Seminario Mayor de Itzimná, después José oficiará el miércoles 4 en la iglesia Nuestra Señora de Yucatán a las 20:00 horas; Ricardo el jueves 5, a las 19:15 horas en la Iglesia de Cristo Resucitado, y Luis a las 19:30 horas, el viernes 6 en la iglesia San Francisco de Asís en Cansahcab.
Los jóvenes consagrados al ministerio del servicio de la Iglesia, formaron su vocación en el Seminario Conciliar de Yucatán y su ordenación fue en la fiesta de los Santos Marcelino y Pedro, mártires.
Antes de la homilía, el padre Jorge Laviada Molina, rector del Seminario, presentó ante el arzobispo a los aspirantes a sacerdotes, posteriormente monseñor Berlie Belaunzarán en el sermón pidió a los jóvenes y a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis algo que el Papa Francisco ha insistido: “Por el amor de Jesucristo, ¡no se cansen nunca de ser misericordiosos! Tengan la capacidad de perdón que tuvo el Señor, que no vino a condenar, sino a perdonar.
Ceremonia
- Monseñor Berlie impuso las manos sobre cada uno de los candidatos como gesto de consagración; mismo rito que hicieron los presbíteros presentes como signo de colegialidad.
- Concluida la ordenación, los nuevos sacerdotes fueron ayudados a revestirse con los ornamentos de su ministerio; la estola como signo de autoridad y la casulla en señal de la gracia sacramental.