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Mientras cumplimenta la orden de asumir el mando de las aduanas y las capitanías de puerto, la Marina se prepara para una nueva responsabilidad que se gesta en el Congreso: la vigilancia del ciberespacio. Se trata de una iniciativa del diputado de Morena Javier Salinas Narváez, que su bancada impulsará en el actual periodo legislativo de septiembre de 2020 a agosto de 2021. Otra propuesta está encaminada a reformar la Ley de Seguridad Nacional para catalogar los ataques cibernéticos como amenazas a la seguridad nacional.

El argumento de los legisladores para dar una nueva tarea a las fuerzas armadas parte del hecho de que los llamados ciberdelitos van en aumento. Por ello se plantea reformar el artículo 73 constitucional, para establecer el concepto de defensa de la ciberseguridad y que sea “un esfuerzo que debe darse para proteger a la sociedad, en la que estarían involucradas instituciones importantes como la Guardia Nacional, el Ejército y la Armada, entre otras, reforzando los mecanismos de prevención e investigación del delito”.

Al respecto, México –señalan empresas especializadas como KPMG y Cyber Edge– es uno de los países que padece más ataques cibernéticos; sólo entre enero y junio de este año registró 3.1 mil millones de intentos. Además, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización de Estados Americanos (OEA) estiman que las pérdidas en México por estos hechos pueden alcanzar los nueve mil millones de dólares al año.

Recordemos que recientemente los “hackers” vulneraron sistemas de dependencias como Banxico, Pemex y las secretarías de Economía y de Hacienda; además, hay instalaciones estratégicas que pueden correr el mismo riesgo. Por ello no parece tan descabellada la idea de los diputados de “militarizar la ciberseguridad” como ya señalan voces que se oponen (a veces con razón) a que el gobierno incremente las responsabilidades al Ejército y la Marina, al afirmar que les ha delegado más de las que deben tener en tiempos de paz, según establece la Carta Magna.

Sin embargo, estas tareas no son nuevas para la Semar, ya que en el sexenio pasado invirtió casi 12 millones de pesos en la creación y desarrollo de una unidad de ciberseguridad que coadyuva en tareas de seguridad nacional, con lo que ha evitado, entre 2016 y 2018, más de 19 millones de intentos de conexión de programas que se consideran software malicioso, capaces de infectar equipos de cómputo y robar información de instituciones nacionales, según datos de la dependencia naval en respuesta a una solicitud de información pública.

De hecho, en su informe de labores 2018-2019, la Secretaría de Marina da cuenta de la participación de varios oficiales (incluido personal femenino) en cursos y adiestramiento sobre ciberseguridad, con simulaciones de escenarios de ataque y defensa de seguridad informática, impartidos en el extranjero, una muestra de que la Armada de México está preparada para asumir esta nueva tarea de navegar por el ciberespacio para seguir coadyuvando a preservar la seguridad interior y defensa exterior del país.

Anexo “1”

Y las redes sociales…

La Armada cuenta también con una guía técnica de atención a incidentes de ciberseguridad, y un protocolo de evaluación de sistemas o equipos de cómputo por parte de la Semar. La institución naval ha establecido directivas para el manejo adecuado de la información en redes sociales y se ha generado una estadística de incidentes de ciberseguridad detectados.

En este contexto, en mayo de 2015, en la colaboración “Militares en las redes sociales” publicamos lo siguiente:

Casi no vemos a militares navegar en los mares azarosos de Facebook o Twitter, tanto por las características de su profesión como por el poco tiempo del que disponen; pero el alto mando no ignora que es una tentación para soldados y marinos, prueba de ello es un artículo publicado en la edición de enero pasado de la revista electrónica de la Sedena, La Gran Fuerza de México, en el que se exhorta a los militares a tener cuidado de lo que publiquen en redes sociales.

Recomienda: no subir fotografías uniformado porque la población asocia a los integrantes del Ejército con armas; los militares combaten al narcotráfico y los narcos los ven como enemigos; las redes sociales son públicas, aun teniendo un perfil privado; al publicar su ubicación es fácil que lo identifiquen. Invita a reflexionar sobre el tema, ya que las publicaciones no sólo son expuestas por personal militar, sino también por sus familiares que intervienen en ese tejido virtual, pues todo lo que se publica en la red es visto por una gran cantidad de personas y todo está expuesto a comentarios.

Se trataba, decía el artículo, de mantener la imagen de la institución en alto, y a las familias con la tranquilidad de vivir seguras en el ambiente que los rodea. Y sigue vigente.  

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