Violencia trastorna a la juventud yucateca

Sufre agresión en el hogar el 99 por ciento de las madres de adolescentes con bajo rendimiento escolar.

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Mujeres huyen de la violencia. (Archivo/SIPSE)
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Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Los altos índices de violencia familiar en los hogares de Mérida repercute negativamente en los adolescentes, los cuales presentan trastornos de conducta, bajo rendimiento escolar, depresión o caen en el consumo de drogas. 

Especialistas de la Clínica de Atención Integral a la Adolescencia, que comanda la Secretaría de Salud del Estado (SSE), al realizar el diagnóstico de detección de violencia a las madres de los jóvenes referidos a este centro, detectó que en el 99 por ciento de los casos esas mujeres reciben agresiones.

Cabe señalar que en esta unidad se atienden un promedio de 10 pacientes de nuevo ingreso a la semana, provenientes de diversas secundarias de la ciudad.

En el caso de las interconsultas, que se realizan en el Servicio de Urgencias del Hospital General Agustín O’Horán, a todos los jóvenes que llegan por intento de suicidio, al realizar el tamizaje de violencia familiar, en un 95 por ciento se detecta que viven una situación de maltrato. En estos grupos participan 50 adolescentes.

Mientras, en el Centro de Integración Juvenil (CIJ) se atiende a cinco grupos de adolescentes que consumen drogas, y la violencia familiar está inmersa en casi todos los casos.

En el CIJ se atiende a cinco grupos de adolescentes que consumen drogas, y la violencia familiar está inmersa en casi todos los casos

La responsable de la Clínica de Atención Integral a la Adolescencia del Hospital Agustín O’Horán, Gabriela Bastarrachea Sosa, indicó que el principal motivo de consulta del adolescente es por trastornos de conducta.

Explicó que cuando la mamá observa conductas inadecuadas en el joven y éstas también son percibidas en la escuela, se convierte en un llamado de atención e intentan averiguar qué sucede.

“Tenemos un flujo de atención al problema, que consiste en aplicar una herramienta de detección de violencia familiar a la madre. Hemos encontrado que el 99 por ciento de los casos de adolescentes con problemas de conducta y bajo rendimiento escolar se relacionan con mamás agredidas”, apuntó.

La especialista en medicina de adolescentes dijo que la unidad actúa de manera integral; se ve la parte médica, respecto al crecimiento, desarrollo y vacuna; también se le hace un tamizaje (evaluación) a situación de depresión.

Con base en la experiencia, los especialistas descartan algún problema de depresión y se pasa al joven al Departamento de Psicología, donde le aplican otro examen para saber si el problema que se presenta en casa le afectó emocionalmente.

“Ofrecemos confidencialidad a los jóvenes y el resultado es que, de manera general, manifiestan el dolor por ver que su mamá es golpeada y lastimada, pero quieren al papá y les duele ver que realiza un acto negativo. A pesar de que reconocen la agresión, a veces no apoya que se vaya el padre; ése es el sufrimiento del chico que vive en situación de violencia”, detalló.

La responsable de los grupos de apoyo del CIJ, Milagros Lugo Pech, dijo que, de los jóvenes que atienden, la violencia es uno de los factores de riesgo más importantes, ya que los papás utilizan esas prácticas, sea físico o psicológico, sin darse cuenta del daño que les ocasionan.

“Esta situación genera sentimientos en los hijos hacia los papás; van rompiendo barreras en la relación que se puedan establecer, y a veces se piensa que la violencia son sólo los golpes, pero con el hecho de no prestarles atención, gritarles o decirles sólo cosas negativas se genera agresión”, afirmó.

La especialista en Trabajo Social y Prevención de Adicciones, apuntó que la violencia que observan o reciben los menores les crea inseguridad, resentimiento y, en un momento dado, llegan a probar como “anestesia” a lo que viven en casa el alcohol, los pegamentos y las drogas, entre otros.

Lugo Pech expuso que los grupos con los que trabajan son de 10 integrantes, en turnos matutino y vespertino; en éstos participan los papás, a fin de que se den cuenta hasta qué punto una palabra o un acto violento puede afectar a sus hijos, a fin de que modifiquen las conductas en la educación y en la relación familiar.

Programas preventivos

El director del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Mérida, Víctor Roa Muñoz, consideró necesario reforzar los programas preventivos con intervenciones afectivas que contribuyan a reducir los riesgos, daños y problemas asociados al uso de sustancias tóxicas en la adolescencia.

El CIJ, explicó, capta un promedio de 30 nuevos pacientes al mes, de los cuales unos 15 son adolescentes, por lo que la mitad de la atención es dirigida a jóvenes que enfrentan problemas de adicción.

El reporte de este organismo indica que en 2012, el 85 por ciento de las personas atendidas  inició su adicción con tabaco y alcohol, entre los 10 y 14 años, y con drogas ilícitas un 40 por ciento, en este mismo rango de edad.

Roa Muñoz destacó que se observa un incremento del consumo de solventes inhalables entre los adolescentes. Reportes del año pasado indican que el 37 por ciento de los que reciben tratamiento admitió que los usó alguna vez en la vida; en 2010 era de un 20 por ciento, y hace ocho años era de cero.

Como droga de inicio, las sustancia inhalables cobran fuerza, al situarse en segundo lugar, con un 13 por ciento, por debajo de la mariguana, que ocupa el primer sitio.

“Los adolescentes son vulnerable, y ven que tienen sustancias más baratas al alcance de su bolsillo; por ejemplo, nos hemos topado con un aumento en el consumo de pegamento que sirve para parchar las llantas de bicicletas, las cuales se venden en las tlapalerías a cinco pesos cada tubo, incluso los mismos adolescentes nos reportan que se los venden tres por 10 pesos”, apuntó.

El especialista mencionó que si algunos dueños de tlapalerías se niegan a venderlo a menores, hay adultos que los compran y estos los venden a los adolescentes.

“Desde el año pasado iniciamos una jornada intensiva en primarias y secundarias sobre los riesgos de los inhalables, y es necesario reforzarlo, sobre todo invitar e involucrar a los comerciantes para que colaboren con no vender de este tipo de productos a menores de edad, así como por reglamentación está prohibida la venta de tabaco y alcohol”, mencionó.

Mujeres maltratadas

El programa de detección y atención a la violencia familiar que promueve la Secretaría de Salud del Estado (SSE) reveló que el año pasado, de dos mil 380 mujeres que fueron atendidas, mil 904, el 78 por ciento, fueron maltratadas por su pareja.

De los casos de 2008 al 2012 el cónyuge fue el principal generador de violencia hacia la mujer; pero ha ido en incremento, ya que en 2008 se registraba en un 63 por ciento, y actualmente es de 78 por ciento.

Cabe señalar que este programa se enfoca a las mujeres, a partir de los 15 años, y de acuerdo con el registro de 2012, en un 92 por ciento de los casos la agresión se dio en el hogar, en un  64 por ciento fue psicológica, y la mixta, el 24 por ciento.

El reporte señala que a partir de 2010 se registró la violencia psicológica como el principal medio de maltrato; antes de ese año la mixta era la más frecuente, lo cual tiene que ver con que se valoran más a la mujer; sin embargo, aunque ya casi no les pegan, sí las humillan y menosprecian, lo que las vuelve vulnerables.

En este sentido, las amenazas como el “te voy a golpear” hasta “te voy a matar” son el principal agente de lesión (de utilizar la violencia psicológica), además de que se emplean objetos, sustancias, mano y pie para generar miedo o ansiedad.

El reporte menciona que esto influye en enfermedades directas para la mujer, como gastritis, colitis, estrés, dolores musculares tensionales, entre otros, y de manera indirecta en la afectación de los demás miembros de la familia, como es el caso de los hijos, ya que la mayoría de las féminas agredidas son madres de familia.

En este tenor, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refiere que, en Yucatán, de las madres que ha padecido algún tipo de violencia por parte de su pareja, las casadas o concubinas representan el 41.7 por ciento.

Al igual que la SSE, el Inegi reporta que del maltrato hacia las mujeres en una relación, la emocional es la que presenta mayor frecuencia, ya que 34.1 por ciento de las madres casadas o unidas la han sufrido; en las divorciadas, viudas o separadas, el porcentaje se ubica en 50.7 por ciento, mientras que en las solteras es 33.6 por ciento.

Sobre el tema, la SSE señaló que han incrementado el número de centros especializados, lo que genera que haya más psicólogas y una atención más efectiva. 

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