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En el municipio de Yaxcabá se encuentra la gruta de Kuruch Tun, algunos la conocen como la Cueva de la Cucaracha, se trata de un sistema cavernoso de pequeñas dimensiones situado en la profundidad de los montes ejidales de la cabecera municipal. Se llega a pie siguiendo veredas que nos llevan entre milpas y parcelas, para entrar a ella se debe descender por un declive de más de veinte metros sorteando arboles de cacao, matas de guano y más vegetación. Todo indica que las plantas que se mantienen en ese lugar son el testimonio de una técnica agrícola usada por los mayas para aprovechar los ricos suelos y humedad de las cuevas.

Luis Ramírez Aznar, prolífico reportero y cronista, fue una de las primeras personas que se percataron de la importancia que Kuruch Tun pudo tener para la antigua sociedad maya que habitó cerca de ahí. En su libro Nachi Cocom, Ramírez Aznar ofrece una descripción de este lugar: “tiene descenso en declive, de unos 25 metros, que para un descanso, bien vale la pena realizar. Llegamos hasta el fondo, nos instalamos bajo dos matas exuberantes de cacao, con frutos aún verdes, y muchas matas de coco que han tendido una cama de palmas, a través del tiempo”.

Es de lamentar que estas cuevas han sido objeto de saqueo. Hasta hace poco en algunas de sus cámaras y cavidades se apreciaban diseminadas varias piezas de barro, algunas pigmentadas y otras no. Existían también unos pequeños montículos de tierra, rodeados por piedras y con maderos sobre ellos, daban la apariencia de entierros. Un día cada uno de estos elementos, el barro y los entierros, tenían pequeñas banderas que indicaban su ubicación. Meses después no quedó rastro de los fragmentos de cerámica y las tumbas estaban visiblemente alteradas. Hace unos años la revista National Geographic publicó un reportaje sobre estas grutas que llevó a muchos a pensar en la posibilidad de turismo, lo cierto es que el municipio de Yaxcabá cada día se aleja un poco más de sus oportunidades de hacer turismo cultural o comunitario, todo debido a una mala gestión del patrimonio prehispánico y novohispano que le queda.

Llama la atención la presencia de cacao en la entrada de la gruta, un interesante estudio publicado por Arturo Gómez Pompa, José Salvador Flores y Mario Aliphat Fernández relacionó a estas plantas con los registros novohispanos sobre el cultivo de cacao en el oriente de Yucatán. Los investigadores encontraron estas plantas en diversas áreas de los montes de Yaxcabá, Tixcacaltuyub y Xocén.

A pocos kilómetros de la Cueva de la Cucaracha se encuentra un cenote seco conocido como Kuyul, en él hay un pequeño ojo de agua, testigo de lo que un día fue. Esta fuente de agua está rodeada por frondosas matas de cacao, lo peculiar de ellas, así como de las que se encontraron en Tixcacaltuyub y Xocén, es que pertenecen a una variedad solo conocida en la Selva Lacandona. Queda claro que los montes que rodean a nuestros pueblos poseen un gran valor, replantear la importancia de estos espacios naturales en su conjunto es una tarea que concierne a todos los municipios yucatecos.

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