Quinceañera hace realidad su sueño: ser princesa por un día
Neymi disfrutó en compañía de familiares y amigos la celebración que siempre anheló y bailó su primer vals con su papá.
Alicia Carrasco/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Una llamada telefónica despertó al equipo “Doctor Sonrisas” hace dos noches. La voz del oncólogo les arrebató el sueño.
No podían esperar: tenían un sueño que cumplir de inmediato. Se reunieron a mitad de la noche, y antes de los primeros rayos de sol, movieron cielo, mar y tierra.
Ayer, con la mirada llena de emoción, Neymi esperó ansiosa por la sorpresa que ese equipo le anunció. Llegaron con el vestido más bonito, una maquillista y un fotógrafo para una sesión. Y faltaba más: la fiesta, el vals y el pastel.
Cuando se enteró de la fiesta, Neymi quiso invitar a todo el hospital. La noticia iba y venía por los pasillos de la institución al mediodía, en cada habitación, en cada área.
Con toda dulzura, su mamá la vistió. Neymi estaba por cumplir su más grande sueño: festejar sus XV años.
El tema siempre lo tuvo claro, quería ser princesa por un día. Con esa sonrisa que la caracteriza, Neymi ya llevaba puesto su vestido morado, mientras sus hermanos menores la observaban maravillados, entre risitas y correteo por la habitación, entraban y salían, mientras admiraban a su hermana.
Sus primas, tíos y abuelos vigilaban todo el proceso, Neymi se transformaba en una princesa frente a sus ojos.
Todo era tal y como ella alguna vez lo soñó, y cada segundo venía acompañado de sorpresas cada vez más grandes y emocionantes.
La maquillista le sujetó el cabello y se aseguró que ése fuera el peinado que ella quería, continuó con unos toquecitos de maquillaje, mientras mamá y papá observaban con amor a su hija, que se preparaba para una sesión de fotos que prometía ser muy divertida.
Sujetó el ramo con fuerza y sonrió, no paró de sonreír desde que amaneció. Había flashes de cámaras por todos lados que capturaban esa sonrisa que tanto la distingue.
Subió al auto y llena de nervios, pero emocionada, se rió durante el trayecto hasta el local donde le esperaba la mayor sorpresa de su vida. Ansiosa y sin saber qué esperar bajó del auto, escoltada por una parte del equipo que había hecho realidad ese momento.
Se alisó el vestido y se encontró por fin con su familia y amigos que le esperaban ansiosos, irrumpiendo en una lluvia de aplausos. Sus primos, hermanitos, tíos, abuelos, todos estaban ahí esperándola.
De pronto, los mariachis comenzaron a entonar “Las Mañanitas” y la fiesta comenzó. Estaba viviendo su sueño, sólo faltaba una cosa… corrió a los brazos de papá para bailar su primer vals. Bailando y brillando como en los cuentos de hadas. Era la princesa más bonita.