Tercera medusa más tóxica del mundo, en aguas yucatecas

Investigadores registraron la aparición de una decena de estas 'avispas de mar'. Recomiendan alejarse en caso de localizarlas.

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Aunque la toxicidad de las medusas cubo es muy alta, descartan activar alarma para impedir a las personas bañarse en la costa de Yucatán. (Milenio Novedades)
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Ana Hernández/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- La tercera medusa marina más tóxica en el mundo apareció en las playas de Yucatán; se trata de un animal pequeño pero peligroso, y ya varios ejemplares de la especie Chiropsalmus cuadrumanus fueron hallados en un Puerto de Abrigo de Progreso.

Investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) y del Cinvestav registraron la aparición de una decena de estas “avispas de mar”, y avisaron a la Secretaría de Salud estatal.

Esta “aguamala” o medusa, que pertenece a la clase Cubozoa, de ahí su nombre común “cubo”, se desplaza en la costa de Yucatán. Los investigadores de la Uady lograron capturar al menos 10 de estos ejemplares que se dispersan no sólo por las corrientes, sino por impulso propio.

La confirmación de la presencia de esta variedad lanza el reto de impulsar un proyecto para estudiar a detalle la presencia de estos invertebrados marinos, y poder así conocer mejor sus posibles afectaciones.

Lorena Violeta León Deniz, del Departamento de Biología Marina del Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Uady, y el estudiante de doctorado en el Cinvestav, Lucio Loman Ramos, señalaron que se trata de una especie que merece mayor atención para conocer mejor los efectos que su presencia puede causar.

León Deniz enfatizó que esta variedad no es la “avispa de mar” de Australia, pero sí es de las más venenosas; mientras que Loman Ramos precisó que se trata de la tercera en cuanto a nivel de toxicidad.

La medusa cubo es una especie que merece mayor atención para conocer los efectos puede causar

Los especialistas explicaron que todas las medusas, según la intensidad de su toxina, causan un picor intenso y dejan marcas. Loman señaló que si bien en el ataque de una “aguamala” también se considera el nivel de susceptibilidad de las personas, la del “cubo”, en cualquier caso, degenerará un contacto muy doloroso; ambos aseguraron que hasta el momento por este tipo no hay registro de fatalidad por contacto.

No se trata, precisaron, de crear alarma que impida a las personas bañarse en el mar, pero sí deben tener mayor cuidado; si detectan su presencia deben alejarse, pues el mayor riesgo no es la campana sino sus tentáculos, donde están sus aguijones cargados de toxina que utilizan para alimentarse o defenderse.

Ambos detallaron que tampoco se han detectado enjambres que abarquen una amplia zona que requiera lanzar una alerta, pero el caso es relevante porque esa especie no estaba registrada en esta zona, y es de interés porque una proliferación también podría afectar las pesquerías de importancia económica en la zona, ya que se alimentan de larvas, peces pequeños e incluso camarones.

Loman, quien se especializa en la investigación de medusas oceánicas, y apoyó a Lorena León en la identificación del ejemplar de manglar hallado el 15 de noviembre pasado en La Caleta, un refugio pesquero cercano a Yucalpetén, Progreso, señaló que en la Península el único registro de esa especie en esta zona se remite a 1986, en la Laguna de Términos, Campeche, cuando se hallaron algunos ejemplares durante un estudio de plancton en esa zona. Quintana Roo no ha reportado.

“Esta es una cubo medusa, si hablamos de toxicidad, todas presentan cierto grado, algunas baja, mediana y muy elevada; y depende también de la sensibilidad de la persona a la toxina, pero ésta pertenece a un grupo conocido como cubo medusas, que se caracterizan por tener una alta”, advirtió la investigadora.

Por su parte, Lucio Loman señaló que trabajan para establecer un proyecto que permita conocer las estrategias de prevención y atención que se deben aplicar para determinar la evolución, abundancia, temporalidad, horas de afloramiento y sitios de presencia.

Lorena León indicó que se apoyaron en información de referencia de diversos investigadores, como la que ha manejado Cedeño-Posso, con actualizaciones en las tablas de las medusas que ha observado, para hacer la clasificación de estos ejemplares. 

Con gran variedad

En la costa de Yucatán se encuentran diferentes tipos de medusas:

  • En la temporada arriban las que se conocen como fragata portuguesa y son las Physalia, de toxicidad mediana.
  • La medusa de manglar que se ubicó en Progreso ya aumentó su distribución, ahora también se le localiza en Sisal, Celestún, Río Lagartos y en el Caribe se ha reportado en Florida. Es de toxicidad mediana.
  • En las aguas de la ría de Progreso también hay hidromedusas microscópicas, de toxicidad baja.
  • La novedad en los registros es la medusa cubo, por su alto nivel de toxicidad. 

Las medusas, según su especie, tienen tentáculos que pueden medir de 20 a 30 centímetros.

Cuando una medusa llega a la playa muere y comienza a descomponerse, ya que se componen en más de un 80 por ciento de agua, pero sus tentáculos aún pueden estar activos por varias horas, por lo que se recomienda no tocarlos, y en caso de tener contactos con ellos, usar vinagre para inhibir el veneno por contacto.

¿Cómo llegaron?

Investigadores de la Uady, el Cinvestav y el Cetmar, Progreso, coordinan acciones que ayuden a ubicar mejor a las medusas cubo, para tratar de entender cómo llegaron a la costa yucateca.

Con el apoyo del Cetmar se prevé hacer un análisis incluso de las aguas de lastre de las embarcaciones, para tratar de encontrar si esa fue una de las vías de traslado, además de las corrientes marinas.

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