Un grano la llevó a sufrir dolores insoportables
Tras ser diagnosticada con cáncer, Carmen comenzó a sufrir los estragos de la enfermedad.
Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Carmen tenía un grano “insignificante”, le recetaron algunos antibióticos, pero no cedió, por lo que la refirieron al Hraepy para la atención con el oncólogo, y tras los exámenes que incluyeron radiografías, biopsias, entre otros, se le diagnosticó cáncer.
Específicamente, linfoma de Hodgkin, que es un cáncer del tejido linfático que se encuentra en los ganglios linfáticos, como es el caso del bazo, el hígado, la médula ósea y otros sitios, en este caso esta mujer lo tenía al filo de la mandíbula.
Los síntomas de este padecimiento son fatiga, fiebre y escalofríos intermitentes, prurito inexplicable en todo el cuerpo, inapetencia, sudores fríos excesivos, inflamación indolora de los ganglios linfáticos del cuello, las axilas o la ingle, algunos de los cuales tuvo, pero que no se ligaron en su momento con lo que sería el diagnóstico.
Esto sucedió a mediados del año pasado, y en este momento la situación se complica para la familia de esta mujer de 81 años, ya que Miguel, su único hijo, quien está a cargo de ella, se encontraba en un proceso difícil al no saber cómo apoyarla, porque la enfermedad se tornó cada vez más dolorosa y no sabía cómo enfrentarla.
En su paso por este proceso, Miguel conoció la Clínica de dolor y cuidados paliativos del Hraepy, casi a finales de 2014, en donde le han apoyado para que entienda la enfermedad de su mamá y le pueda dar los medicamentos adecuados para controlar su dolor, así como para que tenga salud mental para afrontar esta etapa crítica.
“Mi mamá estuvo ingresada al principio, le realizaron la cirugía para extirpar el linfoma, después comenzamos a venir a la Clínica del dolor cada 15 días, después cada mes y ahora venimos cada mes y medio, ya que mi mamá tiene un mayor control, su calidad de vida es mejor, ya el dolor no lo tiene, se le deshizo la hinchazón en su cara y estamos muy contentos”, expuso.
Destacó el apoyo que incluso se presta por teléfono, porque saben que aunque están lejos con una llamada pueden tener una asesoría directa con la algóloga, incluso con el psicólogo, nutricionista o quien se requiera en ese momento.
“No me había tocado vivir una experiencia así y no sabía que existía una atención de este tipo para pacientes como mi mamá y ha hecho que todo este proceso se facilite”, dijo.