Yucatán: Palacio de Gobierno, testigo de 128 años de la historia del estado
El Palacio de Gobierno, inmueble de estilo clásico ecléctico, fue puesto en servicio el 15 de septiembre de 1892, y ha sido sede de relevantes sucesos de la vida política y social de la entidad
MÉRIDA, Yucatán.- El Palacio de Gobierno de Yucatán cumple hoy, 15 de septiembre, 128 años de su inauguración, en fecha similar de 1892. En ese lapso de un siglo y casi seis lustros, la sede del Ejecutivo ha sido teatro y asiento de actividades de la mayor relevancia para la vida política y social del estado. Hoy, ese inmueble por muchos motivos histórico, ubicado en el cruzamiento de las calles 60 y 61 y con 42 metros por lado, es, aparte de la sede de la primera autoridad yucateca, un museo histórico.
Asentado en el mismo predio que, desde los primeros años de la Conquista y durante la Colonia, ocuparon las Casas Reales, el edificio, de estilo clásico ecléctico, fue comenzado a construir en 1887 –ya en 1883 se había demolido el “chato” inmueble de las Casas Reales- y se concluyó en 1892. Lo inauguró el gobernador y coronel Daniel Traconis.
Las Casas Reales –denominación que en la Colonia recibían las sedes de la representación monárquica en los sitios conquistados–, en Yucatán fueron dispuestas en los planos de Mérida que el 6 de enero de 1542, día de la fundación de la ciudad, entregó Francisco de Montejo, el Mozo, al Cabildo y que establecían que en el costado oriente estaría la Catedral, en el norte las Casas Reales, en el poniente la sede de la autoridad de la villa y en el sur la casa del Adelantado Francisco de Montejo.
Justo Sierra O’Reilly, en su novela de folletín La hija del judío, refiere que en su primera etapa era “un mal caserón del gusto morisco que dominaba en algunas provincias de España”, cuya “parte exterior daba a la Plaza Mayor y calle del Jesús (se supone que la 60)”.
En la descripción del nuevo edificio que él llama Real Palacio, Sierra O’Reilly dice que era “muy parecido al que hoy existe (1874, fecha de publicación de su novela)” y era, además de edificio administrativo, residencia de los capitanes generales. Informa, asimismo que la primera modificación importante que sufrió el inmueble fue la segregación de una parte para destinarla a la cárcel durante el gobierno de Carlos Luna y Arellano (donde un tiempo estuvo el cine Novedades).
Ya desde finales del siglo XVIII dejó de ser residencia de los gobernantes y a principios del XIX era asiento de los tribunales superiores. Su nombre actual, Palacio de Gobierno, data de 1821, cuando México se declaró nación independiente y se firmaron los Tratados de Córdoba entre Agustín de Iturbide y Juan O’Donojú.
En 1905 se instaló en la azotea del Palacio un observatorio meteorológico hoy desaparecido.
Entre 1943 y 1945, el gobernador Ernesto Novelo Torres hizo diversas mejoras en interiores y exteriores y cambió todos los muebles por unos de cedro tallados por el escultor Enrique Gottdiener Soto. En 1959, Agustín Franco Aguilar instaló nueva iluminación tanto interior como exterior.
Durante los gobiernos de Carlos Loret de Mola (1970- 1976) y Francisco Luna Kan (1976-1982), el pintor Fernando Castro Pacheco hizo a partir de 1971 una monumental aportación pictórica que desde entonces convirtió al Palacio de Gobierno en un museo histórico de primer orden: 27 murales que ocupan el Salón de la Historia y los corredores de las plantas alta y baja del inmueble, donde narra con su poderoso estilo los episodios más importantes y dolorosos de la vida de Yucatán.
También plasmó en el lienzo algunos de los óleos con las efigies de personajes que ocupan el Salón de los Retratos en las oficinas del gobernador. Ellos son: Vicente María Velázquez, Andrés Quintana Roo, Benito Juárez, Juan Crisóstomo Cano y Cano, Manuel Cepeda Peraza, Eligio Ancona, Felipe Carrillo Puerto y Salvador Alvarado.
De entonces a la fecha, pocas mejoras relevantes se han hecho en la sede del Ejecutivo que hoy cumple 128 años en perfecto estado de conservación y cuyo proyecto fue obra del ingeniero Olegario G. Cantón, con la colaboración de los también ingenieros Vicente Solís León y David Casares.