La tartamudez, alteración que persigue a niños
Entre los 3 y 5 años de edad se presenta como algo común, lo importante es que los papás se fijen que no dure más de tres meses.
Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Un niño que curse por un periodo mayor a tres meses de disfluencia (alteración del ritmo y la fluidez verbal) al hablar debe acudir con un especialista para que lo valore si lo que tiene se trata de tartamudez (disfemia) o solo es parte del periodo del desarrollo, ya que actuar de manera temprana puede ser el factor que favorezca una mejor calidad de vida, indicó la fonoaudióloga del IMSS Yucatán, Marby Diane Urtecho Moguel.
“Si se da una detección temprana, si desde niño los papás o los maestros se dieron cuenta del problema en la disfluencia, se puede generar un mayor control de la situación y dominarlo; de tal forma que al llegar a la edad adulta esto no limite su vida”, apuntó.
La tartamudez es una disfluencia para hablar que afecta la comunicación y se desarrolla generalmente de los dos a los cinco años, debido a que existe falta de coordinación motriz de los órganos fonadores que altera el ritmo normal del habla. Aunque también afecta a los adultos.
La especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán señaló que la disfemia afecta más a varones que a mujeres, en una proporción de cuatro a uno, con una tasa general de afectación del 1.5 al 2 por ciento de la población adulta, y en el caso de los niños, a un cinco por ciento.
En el caso del IMSS, por tartamudez ingresan un promedio de cinco niños cada tres meses al área de terapia física y rehabilitación. Generalmente son personas de entre dos y cinco años, pero han llegado de entre 12 y 15 años.
Cabe mencionar que el problema se puede presentar a través de espasmos, repetición de sílabas, alargamiento de letras y en muchas ocasiones esta tartamudez viene acompañada de factores como la tensión muscular, el miedo y el estrés, lo que no es una norma en todos los casos.
Por ejemplo, algunas personas pueden realizar parpadeos constantes, fruncir el ceño, que muestren una incomodidad al hablar. Hay quienes tartamudean en todo momento y otras cuando se encuentran en un momento de tensión, estrés o vulnerabilidad.
En el caso de un episodio violento, como vivir un asalto o un accidente no se presenta la tartamudez en edad adulta; generalmente se registra cuando se es un niño.
Urtecho Moguel señaló que el origen es multifactorial, puede ser genético, ambiental o psicológico; algunas teorías manejan que es algo neurológico, pero no se ha logrado definir.
“No se puede decir que la tartamudez se asocie a algo social, cultural o a un nivel socioeconómico, a cualquier persona se le pude presentar la tartamudez y es importante aclarar que tampoco está asociada a un nivel intelectual bajo”, apuntó.
La terapista en audición y lenguaje mencionó que entre los tres y cinco años hay un periodo de tartamudez, lo importante es que los papás se fijen que no curse más de tres meses, si pasa de este periodo y se sigue presentando es necesario acudir con un especialista, como puede ser un terapista de lenguaje, foniatra o de comunicación humana.
Es importante fijar técnicas que mejoren la fluidez y la relajación con los niños, por lo que cuando se detecta es importante realizar un trabajo coordinado con los padres, ya que, por ejemplo, a los tres años el menor no se da cuenta de la dificultad que tiene al momento de hablar, “se da cuenta por la cara que tiene el papá”.
Además, se le empieza a decir al niño que hable más despacio, que repita, que piense lo que dirá y esto no ayuda.
“Hay que trabajar directamente con los papás y con el niño al que se le darán los factores lingüísticos, y en el caso de los padres, se le darán las herramientas para que ayuden a su hijo sin exigir ni forzar, porque mucho favorece la autoestima del niño cuando en lugar de regañarlo se acepta el problema, la forma de hablar y lo motiva a que hable”, refirió.
En este contexto, recordó que hace unas semanas atendió el caso de una niña de tres años en la consulta, la cual tenía un lenguaje muy fluido, pero se dio cuenta de que había esas detenciones al hablar y cuando le sucedía se pegaba en la cabeza, la mamá se tensionaba y entraban en crisis.
Herramientas para el control
A través del programa McGuire las personas con tartamudez tienen una opción para lograr un cambio en su desarrollo personal y profesional, ya que les brindan las herramientas para su control.
El director de Latinoamérica del programa McGuire, Alfredo González, explicó que existen dos tipos de tartamudez, la encubierta y la descubierta; en el caso de la primera, se presenta en casos en los que la persona, para evitar que sea notorio el problema, recurre a muletillas, repeticiones o sustituye las palabras que le causan problema.
En tanto, la descubierta ocurre cuando el problema es evidente y le impide a la persona llevar una vida normal.
De esta manera, el programa McGuire, dijo, va más allá de superar la tartamudez, transforma a las personas en gente elocuente, con herramientas y técnicas de respiración.
Señaló que no se enfoca sólo en un discurso elocuente, sino en la persona de manera holística, donde se trabaja lo físico (respiración, tono de voz, contacto visual) y lo psicológico (controlar el estrés, concentración, mentalidad deportista, expandir zona de confort).
“Es el primer programa dirigido por personas que han podido controlar su propia tartamudez. Todos hemos pasado por esta aflicción”, refirió.
Alfredo González, acreditado como director de España y Portugal, dijo que la técnica se acerca cada vez más a la gente del país y se ha dado ya a personas de Mérida, las cuales han asistido a cursos y cambiado su vida.
Actualmente hay 15 miembros de Mérida que se mantienen en el programa.
Señaló que mañana tendrán en encuentro de información en Mérida a las 20 horas en un hotel de la calle 20 número 255 por 15 y 19 en el Fraccionamiento Altabrisa.