La siempreviva, pionera del feminismo en México
A Rita Cetina Gutiérrez se le reconoce como una de las primeras promotoras de la educación de la mujer en la Península de Yucatán.
Por la *Dra. Claudia Adriana López Ramírez
MÉRIDA, Yuc.- En 1870, el carácter estratega y el ingenio literario de Rita Cetina Gutiérrez (nacida en Mérida, el 22 de mayo de 1846), la lleva a ser la mujer idónea para fundar una sociedad, dirigir una escuela y una revista para señoritas del mismo nombre: La Siempreviva, siendo la primera publicación “escrita por mujeres y para mujeres”, tal como lo rezaba su encabezado.
Su juventud llegó acompañada por el gusto por las letras y la escritura; así, a los diecisiete años escribió sus primeras composiciones poéticas y discursos para después ocupar la tribuna, hasta entonces espacio exclusivo de los hombres, quienes en especial quedaron complacidos con sus entusiastas intervenciones.
De esta manera, podemos señalar que la escritura y la educación fueron espacios muy 'ad hoc' para la incursión de las mujeres en ámbitos políticos, y por supuesto, esta autora yucateca es un ejemplo vivo y claro de ello.
Fue sustancial para Rita el compromiso por cumplir con las expectativas de una sociedad, que tenía como interés y preocupación la educación de la mujer por la mujer, aunado al deseo de emancipación y reivindicación que prevalecía en el contexto. Entre las intenciones de su escritura prevalece la función didáctica, por lo que encontramos en el contenido de La Siempreviva, fábulas y composiciones cuya temática refería al comportamiento femenino .
Además de escribir poesía, interviene con dos cuentos, una novela, artículos e interesantes ensayos. Estos últimos a pesar de su corta extensión reflejan su postura respecto a la educación del género femenino y su papel en la reconfiguración del rol femenino en la sociedad.
Subrayemos que, Cetina, toma la pluma para probar un género considerado básicamente propio de lo masculino en el siglo XIX, por lo que una vez más observamos a una mujer atrevida, tenaz y decidida sobre todo en las causas por bien de sus congéneres.
A esta escritora, gestora y pionera del feminismo en México, podemos incluirla como una de las escritoras decimonónicas que pugnaron de uno otro modo por hacer realidad la imagen de la mujer ilustrada, apoyándose en las propias razones androcéntricas donde el papel de ella se manifiesta como el principal garante para potencializar los aportes femeninos a la cultura, educación y soberanía nacionales.
Impulsora del talento femenino
El gran mérito de Rita es que, a pesar de que inicialmente tuvo que asirse a una paternidad social que le abrió la puerta a esferas antes exclusiva de los varones -como muchas de su tiempo y su condición-, posteriormente tomó las riendas de sus propios proyectos y así trazar el camino no solo para ella, sino para toda mujer interesada en ocupar espacios y funciones que en mucho tiempo les fueron negados.
El momento histórico social que le tocó vivir, definitivamente marcó la línea de su escritura. Aunque desde los 17 años la pluma se convierte en su aliada y la poesía parece ser el instrumento idóneo para manifestar su intimidad, a los 20 años, cuando gracias a su talento se le permite ocupar la tribuna y de viva voz salen alabanzas para aquellos hombres cuyos actos heroicos exigían el reconocimiento y genuflexiones ante tan loable actuar, comenzando a pisar los terrenos de la política.
De esta manera, participa en las llamadas “Veladas literarias”, donde se reunían intelectuales de la sociedad yucateca (hombres y mujeres) para tratar asuntos culturales y literarios.
Ante tal trayectoria, fue fácil asignarla como una de las “damas privilegiadas” para colaborar en los periódicos dirigidos al “bello sexo”, inclusive simultáneamente. De hecho, alguna selección de sus poesías formó parte del periódico de mayor prestigio en la recién República restaurada: El Renacimiento, encabezado por Ignacio Manuel Altamirano, quien también recurría a los eventos organizados por los grupos literarios de la península.
Labor como educadora
Para concluir, diremos que la diferencia de Rita entre otras educadoras fue el rol que asumió y los resultados que obtuvo como directora de la primera escuela de instrucción pública para el género femenino.
Tuvo la oportunidad de mover el pensamiento de las yucatecas, apoyada de otras dos mujeres: Cristina Farfán y Gertrudis Tenorio Zavala. Además, en la actualidad se le reconoce como una de las primeras maestras promotoras de la educación femenina y precursora de los primeros movimientos feministas en la península de Yucatán, ya que en 1916 se lleva a cabo el Primer Congreso Feminista en Mérida, encabezado por Elvia Carrillo Puerto, quien fue una de las tres primeras mujeres que se dedicaron a la política, llegando a ocupar el cargo de diputada.
Por ello, es importante no dejar en el olvido a todas estas mujeres que abrieron la brecha y el camino para que hoy podamos acceder y participar, no sólo en el ámbito político sino en otros rubros más. M
*Especialista en Estudios de la Escritura de Rita Cetina.