Zapateros de Ticul, afectados por la pandemia e inundaciones
Por efectos de la pandemia y las inundaciones, al menos 90 talleres de calzado cerraron o cambiaron de giro.
MÉRIDA, Yucatán.- Ticul alberga el mayor número de zapateros y confeccionadores de calzado en el Yucatán, incluso más del 70 por ciento de su población económicamente activa (PEA) participa en esta industria; sin embargo, por la pandemia del Covid-19 y las inundaciones de los últimos meses la actividad decayó en un 80 por ciento.
Las bajas ventas ocasionaron que alrededor de 90 de los 300 talleres, es decir, el 30 por ciento, cerraran definitivamente o cambiaran por giros más solicitados, como la venta de cubrebocas y caretas, alimentos y medicamentos. Se estima que más de 500 personas perdieron su empleo.
Marcos Josué Valle, zapatero con 20 años de experiencia en la Perla del Sur, informó que quienes tuvieron que bajar sus cortinas fueron los pequeños empresarios, pues vivían de sus ventas diarias.
“Cerraron por la cuestión económica, al no haber ventas, los ingresos dejan de percibirse. La situación es compleja, ya que no podemos trabajar para almacenar el producto, porque no se sabe si se tendrá o no el mercado para desplazarlo, sobre todo en estos momentos que la economía es inestable en todos los sectores”, comentó.
Explicó que el 80 por ciento de lo que se fabrica en Ticul se envía a Quintana Roo, Campeche, Oaxaca, Veracruz y Tabasco, en este último Estado la situación se ha tornado difícil, ya que las inundaciones provocarán que dejaran de comprar, por lo que se vislumbra una pérdida de mercado.
Durante los seis meses en los que no se podía realizar actividad por las restricciones comerciales y de movilidad, los pequeños talleres dejaron de producir alrededor de 200 pares de zapatos, por lo que no percibieron entre tres mil y cuatro mil pesos semanales, mientras que las grandes empresas resintieron bajas de al menos 30 mil pesos en dicho periodo.
Empleados, los más afectados
Los más afectados fueron los empleados, ya que muchos tuvieron que ser despedidos por la poca solvencia económica de los pequeños talleres, donde se estima trabajan entre dos y cuatro personas, en promedio.
“El 2021 es incierto y este año ya se perdió por completo; los picos de venta se dan en diversos meses, pero las ganancias máximas se registran en diciembre, las cuales servían como un ‘guardadito’ para sobrellevar las bajas de enero y febrero”, comentó.
Explicó que existe incertidumbre “porque no sabemos si la gente tendrá la solvencia económica para realizar sus compras el próximo mes”.
Otro de los obstáculos que no permite tener una recuperación rápida es el aumento del precio de la materia prima, pues desde el inicio de la pandemia se elevó en un 10 por ciento el costo de los sintéticos, pegamentos y suelas, entre otros productos.
Po r las medidas implementadas durante la pandemia, los fabricantes han recurrido a la venta en línea, por lo que muchos tuvieron que aprender a manejar redes sociales para obtener ingresos.
“Toda moda y cambio genera un costo, el cual pudiéramos afrontar si no hubiera una pandemia, pero ahora, con la precaria situación económica que prevalece, esto se torna más difícil”, indicó.