En 2019 arranca rescate de Kulubá
La zona arqueológica será parte de un circuito arqueológico con Chichén Itzá y Ek Balam, y detonará el turismo al oriente del Estado
William Sierra/MÉRIDA
Todo está listo para que inicie en 2019 el rescate de la enigmática zona maya de Kulubá, lo que de acuerdo con autoridades estatales y del Instituto Nacional de Antropológica e Historia (INAH) vendrá a formar parte de un circuito arqueológico con Chichén Itzá y Ek Balam, y al mismo tiempo, será el detonante turístico para el oriente del Estado, con beneficios directos para Valladolid, Tizimín, Río Lagartos y San Felipe.
En marzo pasado, el entonces gobernador Rolando Zapata Bello y autoridades del INAH anunciaron el inicio de los trabajos de esa zona arqueológica, ubicada en Tizimín, destinándose 35 millones de pesos, que también serán empleados para labores de exploración, rescate, consolidación y restauración en Chichén Itzá, Dzibilchaltún, Izamal y Uxmal.
El investigador Alfredo Barrera Rubio, a cargo del proyecto Kulubá, dijo que los trabajos de campo no se han iniciado, pues apenas hace unos días depositaron una parte de los recursos, y como se complicaría al estar por finalizar el ejercicio de 2018, se decidió programar las tareas para principios del próximo año, ya que llevará unos dos meses realizarlas.
Los trabajos consistirán en completar el levantamiento topográfico de las estructuras, así como de 230 hectáreas, de las que todavía falta por hacer los planos y que corresponden a la parte que compró el INAH. Luego, se dará mantenimiento a varios edificios que están en los grupos principales, como el grupo A y B, lo cual consistirá en pintura, estuco, grafitis, pisos y banquetas.
También, se iniciará la restauración de algunos edificios del grupo C, que es la parte central de Kulubá. “Se pretende trabajar en la pirámide principal y en un palacio adyacente que es bastante grande, de unos 50 metros, y en varios de los altares que están en la plaza del núcleo central”, precisó.
Junto con estos trabajos se programaron estudios socioeconómicos de impacto en la comunidad desde el punto de vista turístico, y también de las reholladas, considerados nichos ecológicos para la producción de plantas, particularmente de cacao.
Itzaes
La zona arqueológica de Kulubá está clasificada en el atlas arqueológico como de cuarto rango con base en el volumen constructivo. No es un sitio tan grande como Chichén Itzá o Uxmal, pero es importante, pues fue un enclave de los itzaes en esta región.
En Kulubá hay fuerte presencia de los itzaes en la cerámica y fuentes de obsidiana, lo cual indica que Chichén Itzá tuvo fuerte control territorial en esa zona, posiblemente para controlar la sal y el cacao, o sea el comercio hacia la costa norte.
“Eso le da importancia a ese sitio para comprender los procesos sociales y de organización territorial que tuvo en esa época”, señaló Alfredo Barrera.
La zona arqueológica fue descubierta a fines de diciembre de 1939 por el investigador Wyllys Andrews IV, y hasta 1941 fue presentado el primer reporte arqueológico del sitio.
Sin embargo, la primera intervención que tuvo el INAH de mantenimiento y rescate de urgencia fue en 1980, ya que en esa época se registraba el saqueo de piezas, además del desplome de algunas bóvedas.
La primera intervención a gran escala, de manera sistemática del INAH, fue de 2000 a 2003, a cargo del investigador Barrera Rubio. En ese entonces se dio mantenimiento mayor a las estructuras del grupo A, al que llamaron palacio de los mascarones, y además a un edificio denominado chenes.
Se avanzó en el plano de la zona arqueológica y en la temporada 2002, se trabajó en una estructura que la llaman de las “U”, que estaba bastante dañada, pero se pudo estabilizar e impermeabilizar. Posteriormente, tuvieron actividad en el grupo C, trabajando en una estructura tipo palacio.
Para evitar posibles saqueos, el INAH realiza visitas periódicas, de modo que actualmente no tienen este problema.
Ruta turística
La zona arqueológica maya está ubicada en una ruta que viene de Valladolid, continuando con Ek Balam, lo cual permitiría la pernocta en Tizimín para visitar Kulubá y otros atractivos, como son las playas en Río Lagartos y San Felipe, así como los templos coloniales, como la iglesia Kikil, y los cenotes cercanos.
De hecho, el INAH considera que en el oriente del Estado hay muchos atractivos, siendo Kulubá el eslabón de esta cadena que facilitará detonar el potencial.
Aparte de su importancia arqueológica, hay una especie de petén o selva en el área, lo que favorece una fauna muy variada para los interesados en cuestiones ecológicas, de modo que tiene un potencial ecoturístico.