Aunque las campañas formales aun no dan inicio, pero además a sabiendas de que los ciudadanos somos rehenes de las decenas de miles de anuncios publicitarios que los candidatos prepararán para intentar convencernos de ser la mejor opción de representación, aquí un intento –fútil– para exigirles soluciones viables a problemas cotidianos, o por lo menos para hacerles notar su inútil esfuerzo.

En el país transcurre el proceso federal que culminará con la renovación de la presidencia de la República y la Cámara de Diputados, mientras que en Quintana Roo se renovarán los once ayuntamientos; básicamente, para ambos eventos compiten tres coaliciones que agrupan a los nueve partidos políticos con registro nacional, a lo que se suma el esfuerzo de los candidatos independientes. En teoría, la reducción en el número de contendientes debiera disminuir la “ráfaga de anuncios, pero desgraciadamente eso no ocurre, pues las “fuerzas” políticas sólo aglutinan los espacios de difusión que les corresponden, así que el ciudadano tiene que padecer la misma cantidad de spots, aunque sean menos los candidatos.

La coalición “Todos por México” del PRI, PVEM y Panal, han mostrado ya que su línea principal será destacar los beneficios de las reformas impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto, a nivel nacional, y en lo local “pedir perdón” por los excesos de administraciones como la de Roberto Borge y Félix González Canto; mientras que la de “Por México al Frente” –que en lo local se llama “Por Quintana Roo al frente”– integrada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, señalará los compromisos no cumplidos y las mentiras de dichas reformas, aunque en algún momento las avalaron.

Por su parte, la coalición “Juntos haremos Historia”, de Morena, el PT y PES, tendrán como línea, según se advierte, la promesa de hacer gobiernos diferentes a todos los que se han visto, promover la figura de Andrés Manuel López Obrador, básicamente; pero ¿y la solución a problemas específicos? ¿la mejora a los servicios públicos, los compromisos de infraestructura, la mejora concreta, real y posible a los salarios, los planes concretos para brindar servicios de salud de calidad, los problemas nunca atendidos al campo? No, basta de “generalidades”, compromisos específicos, que de promesas hemos vivido, pero los beneficios no han llegado.