Un hombre de la tercera edad que manejaba una motocicleta denunció haber sido víctima de extorsión por parte de elementos de la Policía Municipal de Cozumel, quienes lo despojaron de 320 pesos, producto de dos días de propinas que obtuvo en un supermercado.

Los uniformados, principalmente una mujer policía, aprovecharon que se trataba de una persona que no sabe leer ni escribir, para amenazarlo con encarcelar si decía algo.

El hombre fue detenido por los agentes del orden, presuntamente por traer su licencia vencida. Moisés Rodríguez Moo, de 68 años de edad, se vio obligado a entregar el poco dinero con el que subsiste como empacador en una tienda departamental.

El personal de la oficina Persecutora de la Dirección de Seguridad Pública en Cozumel, instancia que recibe las quejas y denuncias contra policías, tiene alrededor de 50 expedientes en proceso. La extorsión es uno de los más señalados en estos papeles. Carlos Isabel Mendoza Quijano, titular de la Contraloría del Ayuntamiento, al ser consultado sobre cuántos expedientes tiene en su oficina, respondió con la frase: “un chingo”.

El agraviado solicitó a la alcaldesa, Juanita Obdulia Alonso Marrufo, hacer una limpia de malos elementos en la corporación municipal.

De acuerdo con el testimonio del abuelito, eran alrededor de las 22:30 horas del domingo cuando se dirigía a su domicilio después de trabajar como empacador en un supermercado, ubicado a espaldas de la corporación policíaca.

Al acercarse al cruce de las avenidas 11 con 20, frente al Hospital General, fue detenido para una revisión. Una mujer policía, a quien el abuelito dice que puede identificar en caso de volverla a ver, le solicitó sus documentos. Antes de entregárselos, Don Moisés le explicó a la agente que él no sabía leer y ni escribir, por lo que sacó su cartera y se la mostró.

La policía aprovechó para abusar de su autoridad y decirle al anciano que su licencia estaba vencida.

“Puedes ir a la cárcel, pero si me das para los refrescos no pasa nada”, le expresó, al tiempo que le quitaba de la cartera los billetes que portaba. Además, fue amenazado de que si decía algo de lo ocurrido lo buscarían para “hacerle pagar por hablar”. 

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