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El diagnóstico mayor es entre los 8 y 10 años de edad. (Tomás Álvarez/SIPSE)
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Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- En Benito Juárez, de cada 10 niños, uno padece trastorno de cálculo o discalcúlia, que de no atenderse a tiempo dejará baja autoestima en la adolescencia y condicionará el abandono escolar. 

A los ojos de maestros o padres de familia, el menor es responsable de sus malas calificaciones y lo atribuyen por desatención, pereza o desinterés, sin embargo, dicho trastorno genera en los menores mucha frustración, estrés y baja autoestima.  

Wendy N, cursa el tercer grado de primaria; para ella, abrir el cuaderno de matemáticas es sinónimo de burlas en clase por no saber sumar ni contar y de que su mamá en casa, cuando le revisa la tarea, se ponga de mal humor y su jornada del día termine en una restricción.

“Hace dos meses, mi hija fue diagnosticada con discalcúlia, cuando supe de qué se trataba, lamenté tantas horas de llanto que mi hija vivió cada vez que me decía que no entendía y yo la castigaba porque para ella una suma de 20+23 el total era de 35”, expresó Claudia Gómez. 

“Se les detecta porque resuelven mal los problemas, al ponerle operaciones las hacen mal”

Los niños que padecen este problema no establecen una asociación número-objeto, aunque cuente mecánicamente, tampoco entienden que un sistema de numeración está compuesto por grupos iguales de unidades, y que cada uno de estos grupos forma una unidad de orden superior, explicó Norma Elizabeth Escoto Cervantes, psicóloga educativa.

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“Se les detecta porque resuelven mal los problemas, al ponerle operaciones las hacen mal”, explicó. 

Para un diagnóstico temprano, tanto docentes como padres de familia, deberán poner atención cuando sus hijos realizan su tarea o ejercicios matemáticos de acuerdo a su etapa escolar, pues esto les ayudará a corregir el error y a que aprender matemáticas no resulte frustrante ni difícil.

Los niños que padecen discalcúlia no memorizan el grafismo de cada número y, por tanto, le cuesta reproducirlo, le cuesta hacer seriaciones dentro de un espacio determinado y siguiendo la dirección lineal izquierda-derecha, explicó José Antonio Negrón López, director de Unidades de Servicio y Apoyo a la Educación Regular (Usaer).

Para la especialista en psicología educativa, la “matemática” no se puede enseñar, pues este conocimiento sólo se desarrolla a través de que el niño establece relaciones lógicos- matemáticos, al punto de que se interese, entienda y explique el conocimiento adquirido.

El diagnóstico mayor es entre los 8 y 10 años de edad, y de no atenderlos a tiempo tendrán un mayor riesgo de presentar dificultades académicas asociadas a baja autoestima, frustración e incluso depresión. Estas complicaciones pueden provocar rechazo a ir a la escuela y trastornos de comportamiento.

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