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Las comunidades afromexicanas han sido ignoradas y, cuando se acepta que existen, discriminadas por civiles e instituciones de gobierno. (Foto: Twitter).
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Cancún.- “¿Discriminación en México? Pero si aquí no hay negros”, sigue respondiendo la gente cuando se le cuestiona sobre este tema que pareciera existir solamente en EEUU y Europa.

Esa es precisamente la queja de los miles de afromexicanos que habitan en diferentes estados de la República, incluyendo Quintana Roo donde viven casi 10 mil afrodescendientes, y el principal motivo de su lucha: “queremos que nos vean -afirman- somos mexicanos y discriminados de manera sutil pero también por medio de agresiones verbales y físicas”, mismas que están sancionadas en la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación

"Eres negrita pero bonita", "te verías mejor con pelo lacio, hasta parecerías artista", "no sabía que fueras tan inteligente", "tu no eres negra, eres morenita", "cásate con un blanco para mejorar la raza", son solamente algunas de las frases que mucha gente utiliza para referirse a los mexicanos de raza negra. Y esa es la discriminación sutil que no todo mundo percibe.

La violencia más acendrada es cuando se refieren a ellos con todo tipo de insultos racistas, les piden documentos para demostrar su nacionalidad e incluso los amenazan con la deportación. “¿A dónde quiere que vaya?”, se preguntan cuando les sucede.

Son mexicanos y mexicanos también han sido sus antepasados desde muchas generaciones atrás, cuando los conquistadores españoles los extrajeron de sus poblaciones en África y los trajeron a nuestro país a trabajar como esclavos.

Y toda esta discriminación y violencia sucede –afirman activistas enfocados en el tema- porque un porcentaje elevado de connacionales viven con la idea de que en nuestro país no existen los negros a menos que sean extranjeros, y porque, además, los consideran seres sin los mismos derechos que gozan los nacionales, a los que se puede ofender y agraviar sin recibir castigo por estos actos.

Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred):

  • La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido.

¿Cuántos afrodescendientes hay en México?

Según el INEGI existe:

  • 1 millón y medio de personas que se identifica como afromexicana.

 Gran parte de ellos reconoce actitudes discriminatorias en su contra, entre las que prevalecen el racismo y la negación de su identidad. 

Los estados con mayor número de afromexicanos son:

  • Oaxaca
  • Veracruz
  • Guerrero

Estas entidades conservan vestigios evidentes de tradiciones africanas, pero en la mayoría de las demás entidades hay población con rasgos negroides, como Coahuila, Baja California, Estado de México y Quintana Roo.

El porcentaje podría incrementarse como resultado del censo de 2020, debido al creciente orgullo que se ha fomentado en torno a la identidad afromexicana, especialmente por medio de las redes sociales y activistas de los derechos humanos, como Sergio Peñaloza, un afrodescendiente originario de Guerrero, fundador de la Asociación Civil México Negro.

Estos grupos son los que han trabajado arduamente cerca de legisladores, la Conapred y el Inegi, para hacerse cada día más visibles en la sociedad mexicana. Dos de sus logros más recientes fuero incluir en la encuesta del censo 2020 la pregunta de si te identificas como afromexicana, afrodescendiente o negro,y que la Constitución reconozca a las comunidades y pueblos afromestizos como parte de la sociedad e identidad mexicana junto con los europeos, mestizos e indígenas.

Pero sin duda, el que reconocen como su mayor éxito es que la propia gente afrodescendiente reconozca y se sienta más orgullosa de sus orígenes.

¿Cómo llegaron los africanos a México?

La población negra llegó a México desde inicios de la Colonia, importados de África por los conquistadores españoles, quienes estaban convencidos de que soportaban mejor que los indígenas las duras faenas que les imponían.

Con los años, muchos de estos grupos esclavizados, huían de las ciudades y de los centros de trabajo forzado, hacia lugares generalmente apartados e inhóspitos, donde fundaron varios asentamientos, en muchos casos similares a las aldeas añoradas de su lejano continente.

Finalizada la Colonia y durante los siglos XIX y XX, la construcción de una identidad nacional mexicana, que consideraba solamente los orígenes indio y europeo, borró casi por completo en el imaginario colectivo la existencia de este grupo.

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Así permanecieron durante siglos, hasta que los caminos y el comercio establecidos durante la primera mitad del Siglo XX, hicieron posible una mayor comunicación e intercambio con otras regiones y personas del país.

La identidad afro de estos pueblos, que se mantuvo vigente por más de 200 años, se fue diluyendo poco a poco y mezclándose con otras manifestaciones culturales que la fueron influyendo. Así, la mayoría de los afromexicanos desconocían su historia e incluso ignoran su origen africano.

Orgullosamente de Quintana Roo

En Quintana Roo viven de 8 a 10 mil afrodescendientes, lo que representa el .6% de la población total del estado.

Las primeras migraciones, según documentan historiadores, sucedieron a inicios del siglo pasado, integradas por un grupo numeroso de negros beliceños contratados para laborar en los campamentos chicleros de la entidad.

Con el paso de los años, muchos de ellos recibieron tierras y se establecieron definitivamente en nuestro territorio, donde se fueron mexicanizando gradualmente.

En la actualidad en nuestra entidad encontramos descendientes de aquellos beliceños chicleros y centroamericanos, especialmente de Guatemala y Honduras, que desde los inicios del territorio se establecieron en el entonces Payo Obispo, y se integraron a las costumbres y tradiciones de la región, por lo que sus expresiones culturales se fueron diluyendo con el paso de los años.

Melvin es nieto de un guatemalteco negro emigrado a Chetumal en la primera mitad del siglo pasado. Ahí nació él hace 30 años, pero siendo niño se mudó a Cozumel donde reside con su familia. El nos comparte cómo vivió de cerca la discriminación por su color y cómo fue evolucionando hasta asumir con orgullos sus raíces africanas.

Cuando era niño desconocía la razón de mi aspecto, porque era diferente, ya que aquí la mayoría de la gente es más clara. En la escuela se burlaban de mí por el tono de mi piel; me ponían apodos denigrantes, siempre relacionados con mi color oscuro. En un momento difícil de la adolescencia por ese motivo, mi madre y mis abuelos me explicaron nuestro origen peculiar.

A partir de ese momento me di a la tarea de investigar más al respecto, y empecé a tomar más conciencia de la discriminación e incluso del racismo en el que viven los afrodescendientes, aun algunos como yo que ya no conservamos todas las características físicas africana.

En el trabajo siempre fui El Negro, y cuando les reclamaba me decían que era un juego y lo decían por cariño, pero yo podía ver claramente un trasfondo discriminatorio, el hacerme de menos frente a los demás.

En la actualidad abrazo mi aspecto racial abiertamente como parte de mi esencia. Conocer la verdad de mi origen y aprender de nuestra historia me han hecho más fuerte y seguro de mí mismo.

Esa actitud me ha ayudado a superarme en lo personal y lo profesional, cuando antes me sentía pequeño. Estudié una carrera fuera de Quintana Roo y aprendí a hablar dos idiomas aparte del español.

Nunca me he dejado humillar ni que humillen a otras personas y por lo mismo apoyo diferentes movimientos y causas como la LGBT; tengo muchas amistades en grupos diferentes con los que lucho en contra del racismo y la discriminación, uniendo comunidades y movimientos”.

Pero en Quintana Roo la presencia afro no es exclusiva de los beliceños y centroamericanos que llegaron hace mucho años, porque también contamos con nuevos afrodescendientes que han decidido establecerse en nuestro estado, proveniente de países como Belice, Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, entre otros, que habitan principalmente en los destinos turísticos de Cancún y Playa del Carmen.

Uno de ellos es Norman, un garífuna beliceño de Belmopan que vive en Cancún desde hace 6 años por cuestiones laborales. Él es especialista en salud comunitaria y durante varios años trabajó en un organismo internacional que cubría las jurisdicciones de su país y Guatemala. Para Norman, ser negro en Quintana Roo, no tiene un significado especial para él relacionado con racismo o discriminación.

La primera vez que estuve en Quintana Roo fue en 1982, con un grupo de estudiantes de la preparatoria. Desde entonces visité el estado en numerosas ocasiones, primero solo Chetumal, pero ya siendo un adulto joven venía con cierta frecuencia a Cancún, hasta que hace unos años decidí permanecer en esta ciudad por la belleza natural y la oportunidad de conseguir un ingreso.

Como turista durante 20 años, nunca sentí un trato diferente a otras personas con diferente color de piel. Ya viviendo en Cancún, tampoco me he sentido jamás fuera de lugar o rechazado por ser negro.

En Quintana Roo, en tanto respetes la ley, mantengas una mentalidad abierta y contribuyas al enriquecimiento de la economía por medio de actividades o negocios legales, puedes encontrar tu espacio sin mayor complicación.

Chetumal, ¿cuál es la herencia africana?

Hoy día, la presencia negra en la frontera es poco evidente a simple vista, pero basta con hurgarle un poco a las tradiciones chetumaleñas, para encontrar importantes expresiones culturales, especialmente en la música y la gastronomía.

Hasta hace unas décadas, la música y la danza sambay, de origen garífuna beliceño, eran comunes en Chetumal en las fiestas del pueblo que se celebraban en algunos barrios de la ciudad, básicamente en Barrio Bravo, Punta Estrella y el Hulubal, misma que se prolongó hasta los años 60's aproximadamente. Además, llegaban con frecuencia a Payo Obispo grupos originarios de Belice para animar las fiestas o las celebraciones oficiales de la ciudad.

Pero además, se dice que la capital del estado es la puerta de entrada del regaee a México y quizá la expresión no sea exagerada. Hierba Santa, Chan Santa Roots, Korto Circuito, Roots and Wisdom, Santos Santiago y Skuadrón 16 son solamente algunos grupos de reggae y ska de la escena musical de la región sur del estado, varias de las cuales cada año participan en un festival de música afrocaribeña.

También es posible encontrar antros que ofrecen música de la llamada punta rock, una expresión roquera muy al estilo negro beliceño, así como calipso y el Bruk Down, que además influyó en el baile de chicleros de Quintana Roo.

El sureste de México casi siempre se asocia con una cultura maya dominante o con el primer mestizaje indoeuropeo, pero aquí es muy evidente la existencia de una música negra sin que sus intérpretes sean gente negra. Algo similar sucede con la gastronomía, que mezcla expresiones culinarias de los grupos que han poblado la región, incluyendo por supuesto la afrocaribeña.

Uno de los platillos más típicos de la zona es el Rice and beans (frijoles con arroz) de influencia directa de los negros beliceños y caribeños; junto con los libaneses kibis, el queso holandés relleno y la maya cochina pibil, integran el amplio y sabroso crisol de la cocina regional del sur de Quintana Roo.

Y llegaron las redes sociales

A raíz del surgimiento de las redes sociales, ha sido mucho más sencillo para los afromexicanos conocerse e intercambiar información acerca de sus orígenes y cultura, y de esa manera fomentar el orgullo de ser negros. Hoy día, se han creado diferentes páginas en Facebook y sitios como AfroMexicanos, AfroMéxico, Afromexicanos por los caminos del sur y Pueblos negros afromexicanos, entre otros.

En los mensajes que publican, los internautas dan a conocer las situaciones de discriminación y racismo que les ha tocado vivir y, de esa manera, van conociendo muchos otros casos de personas que han pasado por experiencias similares.

Muchas veces me decían negra en la primaria y me daba el bajón; con el tiempo me fui acostumbrando pero conforme mis estudios empecé a darme cuenta de mi raíz y me dio gusto ver que pertenecía a un sector de la población con gran cultura y gastronomía. Poco a poco me acepté y me da orgullo”, escribió Netzah García.

Ella recomienda a los internautas de las página a las que es asidua: “estudia tus raíces hasta que sientas lo hermoso que eso realmente significa”.

Zayin Águila recuerda que en una ocasión mientras caminaba por una avenida de la Ciudad de México, en un negocio estaba sonando una canción de Celia Cruz.

Un par de hombres desconocidos al verme aplaudieron y reían, como esperando que me pusiera a bailar. Yo solo me quedé sería y mirándolos fijamente mientras continuaba mi camino. Uno de ellos todavía se me acercó y me preguntó que por qué no bailé, si "las negras bailamos por todo y tenemos mucho sabor". Yo le respondí que no soy ni su títere ni su bufón, el hombre se ofendió, me llamó resentida, y que para ser negra era demasiado creída.

Otra situación por la cual pasan algunos afromexicanos, menciona Zoyla Peirón, es que los confunden con extranjeros, especialmente a aquellos con rasgos físicos más negros.

“Autoridades de migración me detuvieron y no me creían que era mexicana, aunque les enseñé mi INE. Me pidieron que les cante el Himno Nacional y les hable de los principales héroes nacionales, en fin, que les cuente historias que ningún extranjero conoce a fondo.  Después de humillarme y reírse de mi miedo, me dejaron ir sin darme una disculpa”.

Situaciones como ésta son comunes, afirma el vocero de la Asociación Civil México Negro, y sin duda eso ha limitado la formación de una identidad, porque por el miedo a ser maltratado por diferente, la gente prefiere incluirse en las que poseen mayor aceptación.

“Pero afortunadamente, las redes sociales han ayudado a difundir y fortalecer el orgullo y la pertenencia a la comunidad afromexicana”, asegura.

Hoy día, ya son muchos los que difunden su historia personal con mucha dignidad por su pasado afro. Ahora es común una frase que nos identifica como comunidad: No soy descendiente de esclavos, yo desciendo de seres humanos que fueron esclavizados.

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