Ante el aumento de la inflación, cada vez más familias han optado por consumir agua purificadora de las dispensadoras locales, aunque con ello pongan en riesgo su vida.

De acuerdo a la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), se han incrementado las sanciones en contra de este tipo de giros por no cumplir con la calidad necesaria del líquido para el consumo humano, provocándoles enfermedades gastrointestinales.

En lo que va del año se han clausurado 23 expendios de agua purificada, cuando en todo el 2023 fueron 17 los que fueron cerrados. En cuanto a sanciones estas han recibido multa y exhorto a que adecúen sus instalaciones para garantizar la entrega de agua purificada saludable.

Esto también se debe al incremento en el número de expendios de agua en el estado en los últimos años: para el 2019 la Asociación de Dispensadoras y Purificadoras de Agua de Quintana Roo reportaba 128 miembros; para el 2022 ya eran 210, en el 2023 fueron 280 y en el corte de mayo del presente año la integraban más de 242.

Su aumento se debe principalmente a su precio: medio botellón de agua la ofertan entre 5 y 7 pesos, mientras que el entero entre 10 y 12 pesos. En contraste, los garrafones de las grandes empresas hoy se adquieren en 44 pesos, casi 13 pesos más que hace dos años.

Por este motivo la demanda de los expendios automáticos se disparó, al ser la opción más viable para miles de familias quintanarroenses. Sin embargo, muchas de ellas no cumplen con los estándares mínimos de calidad.

Las muestras que cada año entrega la Asociación de Dispensadoras y Purificadoras comprueban que un importante grupo presenta algas, moho y hasta excrementos, debido a que no se siguen los lineamientos de las construcciones, instalaciones y equipos de las obras de captación, conducción, plantas de potabilización, tanques de almacenamiento y regulación.

Por tal motivo se han impuesto multas que van desde los 8 mil hasta los 86 mil pesos de multa, así como la clausura del lugar.