Eduquemos a nuestros niños con valores éticos

Como maestro, cuando citamos a los padres de familia para exponerles que su hijo tiene conductas...

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Como maestro, cuando citamos a los padres de familia para exponerles que su hijo tiene conductas agresivas hacia sus compañeros y no los respeta, muchas veces escuchamos expresiones como: ya no sé qué hacer para que me obedezca y se porte bien en la escuela; en la casa se la pasa jugando con su celular o peleando con sus hermanos porque les agarra sus cosas personales.

Siempre les respondo que educar a un hijo no es fácil, los tiempos han cambiado y ellos aprenden rápido, sobre todo, en cosas que les llaman la atención, y la escuela no es precisamente una de esas cosas. Ante esta situación de rebeldía, debemos ser constantes en su educación familiar para que puedan adquirir valores y una moral correcta que les ayude posteriormente en su vida adulta, pero, muchas veces, los padres más jóvenes no saben cómo inculcar este tipo de valores éticos a sus hijos, ya que nunca tuvieron esa experiencia de vida.

Un primer paso para educar a nuestros hijos con valores éticos es identificar estos valores; y es que no siempre sabemos qué queremos inculcar exactamente.

Así, aspectos como la amistad, amabilidad y gentileza con los demás, tolerancia, respeto a otras etnias, amor a la naturaleza, respeto al bien común y a los mayores son buenos valores éticos para que aprendan y pongan en práctica con sus semejantes.

Es importante que los padres comencemos con el buen ejemplo. Si intentamos hacer que nuestros hijos sean agradables y amables con los demás, pero luego nosotros no lo somos, ellos percibirán señales contradictorias. Así, si estamos constantemente diciéndoles que deben amar la naturaleza, pero luego somos los primeros que tiramos papeles y desperdicios al suelo, no entenderán nada. Por este motivo es importante presentar un código ético correcto cuando actuemos delante de los pequeños.

Para consolidar su educación debemos preguntarles además de inculcarles, esto es para cerciorarnos de que los pequeños han asimilado bien nuestras enseñanzas; preguntarles si saben diferenciar lo que está bien de lo que está mal, que nos den ejemplos de actitudes positivas y negativas desde el punto de vista ético. Qué piensan sobre el bien y el mal.

Es bueno guiarlos, pero ellos mismos tienen que tomar sus decisiones y saber cuándo se equivocan. En nuestra vida diaria encontraremos situaciones que nos serán propicias para explicar con ejemplos en qué consisten determinados valores éticos.

Por ejemplo, en la guardería, cuando nuestros hijos tomen contacto con otros niños, debemos fomentar la tolerancia a sus nuevos amigos, enseñándoles que una buena actitud con los demás crea un ambiente agradable de juego para todos. Cuando veamos una actitud negativa, podemos indicarle al niño que eso no está bien, pues no es cívico y no respeta los bienes comunes de los que disfrutamos en sociedad.

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