Como “guerra sucia” calificó el doctor José Luis Pech Várguez –delegado de Morena e inminente candidato al Senado –una repentina ofensiva en la alborada del proceso electoral contra su hijo José Luis Pech Galera, cuyo paso por la Rectoría de la Universidad Politécnica de Quintana Roo ha sido revisado con microscopio electrónico por la implacable Auditoría Superior de la Federación (ASF).

“Llama la atención que las observaciones mencionadas existían desde el año pasado, pero es hasta ahora, en pleno proceso electoral, cuando aparecen. También es notorio que en el manejo de la información siempre se involucre mi nombre y la responsabilidad política que tengo. Parece obvio que el avance político de nuestro partido desespera a los que hoy gobiernan y los lleva a realizar esta “guerra sucia” informativa con fines netamente electorales”. 

A espadazos reaccionó el hombre que acumula mucho kilometraje en el servicio público a partir del gobierno de su amigo Miguel Borge Martín, con interrupción en el inmediato gobierno de Mario Villanueva Madrid. 

“Como sociedad debemos lamentar el uso faccioso que se hace de la información oficial y de algunos medios de comunicación a su servicio para lastimar la imagen política de los candidatos opositores. De esa forma pretenden influir para afectar el triunfo del aspirante presidencial a vencer”,  contraatacó el ex Rector de la Universidad de Quintana Roo con un comunicado difundido ayer por la tarde. 

El doctor Pech se defiende ante lo que considera una manifestación de la “guerra sucia” que tiene esa obligada naturaleza, ya que en política no hay “guerra limpia” porque las reglas fueron creadas para ser pisoteadas, como ha ocurrido siempre con los topes a los gastos de campaña respetados en Estocolmo. 

Lo curioso: el virrey moreno ha lanzado una acusación muy fuerte contra “los que hoy gobiernan”, para sorpresa de ciertos militantes de Morena que combaten a Pech Várguez por considerarlo un infiltrado gubernamental, pero su contraataque de este lunes fue contundente y oportuno.

Con su comunicado el futuro candidato al Senado se plantó como un líder de oposición, papel que desempeñaron panistas y perredistas por muchos años, hasta que el poder tocó a su puerta.