Mediocridad de candidatos para 2018

Ahora mencionar a cuatro dignos de la diputación federal es una misión complicadísima.

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La calidad del político quintanarroense en lo global deja mucho que desear; ya no los hacen como antes, diría alguna abuela indiscreta. Los perfiles en paquete son deficientes y dominados por la falta de talento político, algo preocupante porque serán disputadas cuatro diputaciones federales, dos senadurías en fórmula –y una tercera para el segundo lugar en la batalla, sea partido o coalición–, así como 11 presidencias municipales.

PAN y PRD –adversarios históricos del PRI– fueron negligentes en el fomento de sus fuerzas básicas, lo que explica su falta de figuras; tan sólo Julián Ricalde Magaña (¿perredista?) es un peso completo en tierra negro amarilla de esqueletos falsamente izquierdistas.

El Senado contó con estos figurones del PRI: Miguel Borge Martín, Mario Villanueva Madrid, Joaquín González Castro, Jorge Polanco Zapata y Eduardo Ovando Martínez. Por el PAN destacó el chetumaleño Wadi Amar Shabshab.

En la diputación federal el PRI envió en aquellos tiempos a Jesús Martínez Ross –antes de ser nuestro primer gobernador–, Pedro Joaquín Coldwell, Sara Esther Muza Simón y Víctor Alcérreca Sánchez, quien desempeñó magistralmente sus tareas de 2003 a 2006.

Ahora mencionar a cuatro dignos de la diputación federal es una misión complicadísima, tanto como proponer elementos capacitados para el Senado; para esta posición el Doctor moreno José Luis Pech Várguez es idóneo, aunque su flanco débil sea el de la competencia electoral.

El perfil del Doctor Pech sobresale por su trayectoria en la esfera gubernamental desde el período de Miguel Borge Martín, cuando fue su Secretario de Turismo; pero estamos ante un espécimen de la granja tricolor que acumula desconfianza entre los morenos pigmeos que deben acumular experiencia para estar en condiciones de competir.

Todos los partidos tienen la obligación de alimentar sus propios cuadros, pero el camino fácil lo han encontrado en la asimilación de priistas y encantadores de serpientes como Juan Ignacio “Chacho” García Zalvidea y Greg Sánchez Martínez.

En estas condiciones el panorama es negativo para todos los partidos, aunque el PRI sigue conservando más figuras que al desprenderse de sus filas entran por la puerta grande a Morena.

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