Con varios kilogramos adicionales de peso político y mucho colmillo en batallas electorales, el líder estatal del Partido Encuentro Social (PES) y ex alcalde de Cancún, Gregorio Sánchez Martínez, puso la mira en la candidatura al senado de la alianza Morena-PES-PT que ya sentía en el paladar el comisionado del partido lopezobradorista, José Luis Pech Várguez, cuyos sueños de llegar a la Cámara Alta están al borde del derrumbe.

Hasta la semana pasada, antes de la firma que concretara la dispareja alianza entre Morena y el PES a nivel nacional, el líder moreno presumía que el reparto del pastel ya estaba más que definido y que la fórmula para el senado estaría compuesta por la competitiva cancunense Marybel Villegas Canché en la primera fórmula, y él mismo como segundo a bordo. 

Pero al formalizarse la coalición se abrió la compuerta para que un lobo de la política como Greg Sánchez irrumpiera en el escenario que hasta entonces manejaba a su antojo José Luis Pech, para condicionar su apoyo a cambio de al menos dos gacelas en juego. 

Hábil como pocos en el arte de la negociación, el ex alcalde cancunense pide la segunda fórmula de la senaduría para sí mismo, mientras pretende impulsar a su esposa, Niurka Saliva, como candidata de la coalición comandada por Morena a la alcaldía de Cancún o a alguna diputación federal. 

Y parece que se saldrá con la suya, ya que las cúpulas de Morena, PES y PT habrían aceptado que los candidatos al Senado se determinen por medio de una encuesta que permita identificar a los aspirantes mejor posicionados ante la ciudadanía, pista en la que el popular Greg le saca varias millas de ventaja al doctor Pech. 

Para rematar, Gregorio Sánchez ha lanzado algunas pedradas teledirigidas en medios contra el líder local de Morena sin esconder la mano, al señalar que para apoyar al proyecto de Andrés Manuel López Obrador se necesitan candidatos con capital propio y que aporten votos, no candidatos que quieran colgarse del señor Peje. 

La anhelada candidatura de Pech Várguez se le escurre de las manos, mientras Greg se ve cada vez más cerca de su meta, gracias a las negociaciones de la coalición. Y es que en la política como en la vida, el PES grande se come al Pech chico.