Beto Borge ante Carlos Joaquín

En nuestra corta historia ningún gobernador había procedido hasta las últimas consecuencias contra su antecesor.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Uno de los mayores atractivos de la candidatura de Carlos Joaquín González fue su vocación justiciera ante el malvado atrincherado en su tenebroso palacio, cuyas balas de cañón y ollas de aceite hirviente soportó el obligado ex priista en su extenuante cuesta arriba que lo hizo ganar simpatizantes tan convencidos de su proyecto libertador.

En nuestra corta historia ningún gobernador había procedido hasta las últimas consecuencias contra su antecesor; todos compartían la casaca del PRI y con ella cubrían los daños, por monumentales y venenosos que fuesen.

Con la caída del Tricolor en 2016, la demanda de justicia y castigo se convirtió en agenda gubernamental ineludible. Las heridas saltaban a la vista y bastaba con contemplar el estado de las dependencias más sensibles, aunque nada estuvo a salvo del saqueo bestial.

Carlos Joaquín nada le debe a su impulsivo antecesor que no dejó de combatirlo en cada tramo con los cuchillos de la infamia, orientando para el sucio combate a su sanguinario grupo de incondicionales que compartían su vocación maligna o le seguían el juego, hambrientos de recompensas.

Ya en el poder, Carlos Joaquín ha sido un ejemplar ajedrecista en sus movimientos, sin precipitarse pero sin dejar de atender cada centímetro cuadrado del tablero donde lo único prohibido es el error. Pero no habita en Carlos Joaquín el deseo de revancha, sino de justicia sin concesiones.

El proceso contra Borge sobresale en el libro que Carlos Joaquín escribe en la silla mayor, aunque su agenda contiene capítulos de alto impacto social, tema omitido en la anterior administración que cerró el ciclo de gobernantes postulados por el PRI, aunque Carlos Joaquín estaba destinado para serlo en ese partido que pudo salvarse del humillante desalojo de Palacio de Gobierno.

Beto Borge representa la gangrena de un priismo que enfermó en el poder y que ha sido sometido al juicio más implacable en la capital del estado, decidida partidaria de Carlos Joaquín como triunfal candidato de la coalición PAN-PRD, partidos que nunca se opusieron abiertamente a Borge y que tuvieron la fortuna de dar posada a un candidato tan poderoso que supo aprovechar las metidas de pata de sus declarados enemigos.

Lo más leído

skeleton





skeleton