La brutal obstinación del gobernador Roberto Borge obligó a Carlos Joaquín González a renunciar al PRI, cuando era uno de los aspirantes más fuertes en la batalla por la candidatura que quedó en manos de Mauricio Góngora Escalante, hoy prisionero.

Con su arsenal de crueldad Beto Borge combatió a Carlos Joaquín, quien trazó su ruta triunfal hacia Palacio de Gobierno llevando como personal de apoyo a panistas y perredistas, quienes disfrutan posiciones políticas y burocráticas por un beso de la fortuna.

Los panistas y perredistas del Caribe no estaban preparados para tomar las riendas de estas posiciones de alcurnia; tales partidos no han sido un semillero de nuevos valores porque son negocio de dos o tres dictadores, lo que explica sus enormes dificultades a la hora de postular candidatos a alcaldías, diputaciones federales y senadurías.

En las posiciones gubernamentales son decepcionantes, y el ejemplo más infame lo ofrece la perredista Jacqueline Estrada Peña, quien como titular del Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo (ICA) dejó el timón en manos de un hermano que tampoco sabe del tema cultural; en un descuido hasta la comadre o amiga íntima de Jacqueline participa, aprovechando el irresponsable vacío de poder.

PAN y PRD no obsequian una clase política que pueda superar a la priista, estigmatizada por la gangrena del reciente borgismo pero con ventajas cuantitativas y cualitativas en su legión tricolor que ha triunfado en otros ejércitos.

El gobernador Carlos Joaquín González es el líder histórico de la alternancia, pero sus cualidades políticas no son detectadas en panistas como Eduardo Martínez Arcila –Presidente de la Gran Comisión del Congreso–, Alicia Ricalde Magaña –titular de la Administración Portuaria Integral–, Francisco López Mena –Secretario de Gobierno ya sin militancia panista– y la grosera alcaldesa de Cozumel, Perla Tun Pech, quien ya se engolosinó con el poder.

En el bloque perredista Gerardo Mora Vallejo –titular de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado– no ha hecho algo significativo, como otros en su partido desplazado por Morena, la reina nacional en la asimilación de priistas.

Lo dicho: PAN y PRD no estaban preparados para el poder que cosecharon con tino oportunista. Quizá por ello priistas y ex priistas dominan en el tablero.