Amenaza la ley Kumamoto

En un triunfo legal sin precedentes, la Suprema Corte de Justicia avaló este lunes la constitucionalidad...

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En un triunfo legal sin precedentes, la Suprema Corte de Justicia avaló este lunes la constitucionalidad de la iniciativa “Sin voto no hay dinero”, diseñada para definir el financiamiento de los partidos políticos del estado de Jalisco según el número de votos efectivos que estos obtengan en las urnas, medida que podría ser replicada en otras entidades.

En Quintana Roo el tema cobra enorme relevancia, porque justo en estos momentos el Congreso local cocina la reforma político-electoral estatal donde el PRD puso en la mesa una propuesta similar, aunque no ha causado mucho ruido.

Pero esta circunstancia abre una ventana de oportunidad para el autodenominado “Congreso del cambio”, ya que podrán demostrar que se pueden hacer nuevas cosas más allá del simple y llano discurso, construyendo una reforma innovadora que responsabilice a los partidos de realizar trabajo de campo para promover el voto y ganarse el jugoso financiamiento público que reciben en el sofá cama.

Claro que no es un asunto cómodo, porque los partidos, nacionales y estatales, se han acostumbrado a vivir a todo lujo como sanguijuelas del erario, y muchos de sus dirigentes no están nada contentos con esta iniciativa iniciativa, que si bien no restringe su acceso al dinero público, si les complica el negocio.

El pasado 31 de julio el creador de esta iniciativa de moda, el joven diputado independiente jalisciense Pedro Kumamoto, estuvo de visita en el Congreso local, donde compartió con los legisladores los detalles de su propuesta que en esos momentos enfrentaba la impugnación del Partido Verde, la cual finalmente no prosperó.

Tras esa reunión, el presidente de la Gran Comisión, Eduardo Martínez Arcila, celebró que haya surgido una iniciativa de esas características y anticipó que en Quintana Roo le entrarían sin miedo al debate del condicionamiento del financiamiento según los votos a los partidos políticos, en vísperas de los trabajos de la reforma electoral local.

Ahora que la ley Kumamoto es una realidad, los diputados locales no pueden rehuir a un tema que han cacareado entre sus propuestas y que puede hacer una gran diferencia en la forma en la que se conducen los partidos.

Ya veremos si nuestros diputados se atreven a aprobar una ley que ponga un freno al dispendio en los partidos de Quintana Roo, o si se olvidan de la palabra empeñada y dejan pasar la oportunidad de hacer historia para proteger sus bolsillos.

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