Aprender a vivir con la violencia y la inseguridad

Si bien es cierto que la violencia no es necesariamente una característica propia de las grandes ciudades, es evidente que, de una u otra forma, está presente en todas ellas...

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Si bien es cierto que la violencia no es necesariamente una característica propia de las grandes ciudades, es evidente que, de una u otra forma, está presente en todas ellas. De hecho, los habitantes de los grandes centros urbanos han aprendido a vivir con la ola de violencia.

Sin embargo, el hecho de haberse hecho una costumbre no significa que el problema se haya resuelto. Al contrario, cuanta más violencia existe, menos adecuados resultan los instrumentos diseñados para hacer frente a esta dinámica negativa.

Es obvio que nos encontramos en un callejón sin salida. El desasosiego ha llevado a muchos grupos de habitantes a responsabilizarse de su propia seguridad, aun a riesgo de involucrar a sus vecinos en un mayor conflicto.

La situación de inseguridad ciudadana que se vive en la zona norte de Quintana Roo es como un ojo de huracán a la que las autoridades locales deberían darle más importancia de supervisión, control y disminución. Controlar la violencia es una de las tareas más urgente y difíciles; y especialmente en esta zona turística. Los gobiernos deben adoptar políticas de seguridad ciudadana desde los medios institucionales, policiales y judiciales, para que estos defiendan a la ciudadanía sin afectar el desarrollo político y los valores de libertad y justicia.

La falta de seguridad ha pasado a ser en los últimos tiempos uno de los temas centrales de preocupación de los ciudadanos y, por tanto, una de las cuestiones a resolver por los responsables políticos como política de estado.

El interés de la población que hace referencia a la delincuencia ha aumentado enormemente. La seguridad es una condición necesaria para el funcionamiento de la sociedad y uno de los principales criterios para asegurar la calidad de vida.

Se considera que la seguridad, desde una perspectiva social e institucional, es la actividad pública dirigida a la protección de personas y bienes, así como el mantenimiento de la tranquilidad, como finalidades inseparables y condicionantes en forma mutua.

En el marco democrático, es un instrumento al servicio de las libertades y de todos los derechos fundamentales. Seguridad es la situación de normalidad en la que se desenvuelven las personas, desarrollando actividades individuales y colectivas; y conviviendo con ausencia de peligro o perturbaciones; siendo además éste un bien común esencial para el desarrollo sostenible tanto de las personas como de la sociedad.

Es la acción donde se involucran, para fines de la seguridad pública, tanto la acción política de la ciudadanía, como las actividades que por ley el Estado tiene que proporcionar, sin embargo esta actividad no puede ser posible sin la participación mutua, eficaz y eficiente.

La inseguridad ciudadana surge y se define en la actualidad como un fenómeno y problema social en sociedades que poseen un diverso nivel de desarrollo económico, múltiples rasgos culturales y regímenes políticos de distinto signo, no pudiéndose establecer, por tanto, distinciones simplistas para caracterizar factores asociados a su incremento y formas de expresión.

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